“ELLOS SE ATREVIERON en LA PAMPA”.

Diciembre de 2007


En un viernes lluvioso, con la presencia de casi cuarenta personas, se llevó a cabo, el 30 de noviembre pasado, la proyección de "Ellos se atrevieron. La revolución de 1917" en el hall del Cine Amadeus en Santa Rosa,La Pampa.
Las imágenes editadas por los compañeros de CONTRAIMAGEN fueron más que emotivas, al igual que los textos relatados por Eduardo "tato" Pavlovsky y Silvia Helena Legaspi, hacia una concurrencia de estudiantes, profesores universitarios y público en general.
Las dos horas de proyección no resultaron una carga pesada para los que fueron que, más tarde, se quedaron charlando sobre las distintas situaciones generadas en la URSS con el estalinismo.
La posibilidad de más proyecciones del filme en otros ámbitos quedó instalada en el debate informal posterior.
La presentación fue organizada por Tesis XI, Pan y Rosas y el Partido de Trabajadores Socialistas.

Claudia-Pan y Rosas-La Pampa

MANIFIESTO PAN Y ROSAS




Quienes integramos Pan y Rosas, consideramos que la lucha contra la opresión de las mujeres es, también, una lucha anticapitalista. El capitalismo es un sistema que se basa en la explotación y la opresión de millones de individuos a lo largo y ancho del planeta, conquistando para sus mercados no sólo a pueblos enteros, tierras vírgenes y parajes inhóspitos, sino también a las mujeres, los niños y las niñas.
El capitalismo ha empujado a las mujeres a las fábricas empresas pero para explotarlas doblemente, con salarios menores a los de los varones, para, que de ese modo bajar también el salario de todos los trabajadores. Y, además, la ha sobrecargado con una doble jornada que empieza en el hogar, sigue en la fábrica y continúa nuevamente en el hogar, pero nunca termina para las mujeres.
Quienes integramos Pan y Rosas consideramos, entonces, que las mujeres y los hombres que producen toda la riqueza social que es expropiada por los capitalistas, son los que pueden acabar con este sistema de explotación y opresión. Para ello es necesario romper relaciones con los capitalistas, con su Estado, los partidos políticos que representan sus intereses, con los representantes de la clase obrera que viven de las prebendas estatales o patronales y que sólo saben traicionar a las trabajadoras y trabajadores en sus luchas. Es decir, nos pronunciamos por la independencia política de la clase obrera y alentamos todos los pasos que se den en ese sentido.
Quienes integramos Pan y Rosas, consideramos que sólo la revolución social, que acabe con este sistema de explotación, puede sentar las bases para la emancipación de las mujeres. Creemos que todos los derechos formales que las mujeres hemos arrancado al capitalismo con nuestra lucha se convierten en papel mojado si no se apunta a transformar el corazón de este sistema, basado en la más abyecta de las jerarquías que es la de que un puñado de personas viva a expensas de la explotación descarnada de millones de seres humanos.
Los derechos de las mujeres siempre han sido arrancados a los gobiernos y regímenes políticos mediante la lucha y movilización de las mismas mujeres y es muy difícil mantenerlos en los estrechos marcos de este sistema, donde vemos habitualmente que las mujeres obtenemos algunos derechos mientras nos quitan otros u obtenemos algunos derechos para algunas mujeres que no es posible efectivizarlos para el conjunto, especialmente las trabajadoras, las mujeres de los sectores populares, las mujeres más pobres.
Aunque nos consideramos parte de la clase obrera y de su lucha por el fin de toda explotación y opresión, desde Pan y Rosas impulsamos la más amplia unidad en la acción con todos los sectores en la lucha y la movilización por nuestras demandas, siempre que podamos mantener, en esa unidad, nuestra independencia del Estado, la Iglesia, el régimen y los partidos patronales. En esta amplia unidad en la lucha por nuestras demandas incluimos también a los varones, fundamentalmente a aquellos que son explotados y oprimidos en razón de su clase, su etnia, su orientación sexual, etc.
No pedimos, ¡exigimos! Nuestro derecho al pan…pero también a las rosas.
La opresión patriarcal existe desde tiempos remotos, sin embargo, ningún otro sistema como el capitalismo le ha dado al patriarcado tan inmejorables condiciones, no sólo para existir sino para fortalecerse oprimiendo a millones de mujeres en todo el planeta. La opresión de las mujeres adquirió otras formas pero se ha convertido en algo funcional al sistema capitalista.
Las tareas “tradicionalmente femeninas” como la docencia, la enfermería, etc son pésimamente remuneradas, además de reproducir los estereotipos sobre las mujeres, que nos muestran siempre dispuestas a cuidar a los demás en base al sacrificio personal y la abnegación, tratando esos puestos de trabajo como si se tratara de un “apostolado” o una continuidad del rol, en la maternidad-argumentos que se usan contra las trabajadoras docentes y de la salud cuando salen a luchar por sus reclamos.
¡Igual salario por igual trabajo! Por igualdad de oportunidades en la capacitación y el empleo. Reparto de las horas de trabajo entre ocupadas/os y desocupadas/os con el mismo salario. Trabajo genuino para todas/os. Aumento de subsidios para las compañeras desocupadas.
Entrelazadas con estas condiciones de explotación, las mujeres somos víctimas del acoso sexual y moral en los lugares de trabajo, somos humilladas, no tenemos el derecho a acceder a un mismo puesto de trabajo o acceder a puestos mejores simplemente por ser mujeres.
Los varones solo deben mostrar su capacitación y experiencia, mientras nosotras debemos mostrar nuestro cuerpo, demostrar que no queremos tener hijos u ocultar su existencia en caso de tenerlos, cuando no sometemos a las más humillantes vejaciones.
Mientras nuestros hijos son un “estorbo” para los patrones que no garantizan guarderías en las empresas y establecimientos fabriles, reniegan de pagar las cargas sociales o despiden a las mujeres embarazadas, lo cierto es que a través de la familia, el estado, la iglesia y la educación nos dicen que no somos verdaderas mujeres si somos madres.
Sin embargo, la interrupción voluntaria de embarazo es un derecho del que no contamos en nuestro país.
En nuestro país hemos asistido recientemente a los terribles casos de niñas y adolescentes embarazadas producto de violaciones y abusos, a quienes los jueces les han negado el derecho de interrumpir el embarazo. ¡Nosotras parimos, nosotras decidimos!
Guarderías gratuitas a cargo de la patronal y el estado en fábricas y establecimientos laborales, durante las 24 hs. Plenos derechos para las mujeres embarazadas. Anticonceptivos para no abortar y aborto libre, seguro y gratuito para no morir. Exigimos nuestro derecho a la información y educación sexual en escuelas y establecimientos.
La dominación patriarcal es violencia que enseña que las mujeres deben ser sumisas y obedientes y los varones deben ser fuertes y poderosos. Y esta “enseñanza”, repetida a través de las costumbres, la Iglesia, la publicidad y otras voces con autoridad sólo cobra víctimas. Mientras que el Estado, que tiene el monopolio de la violencia con sus FFAA y policiales, mantiene y reproduce este orden existente. Mientras algunos piden “mano dura”, lo cierto es que policías, fiscales y políticos aparecen siempre implicados en los casos más aberrantes de violaciones seguidas de muerte de adolescentes y mujeres jóvenes, como lo hemos visto en Catamarca, con María Soledad, en Santiago del Estero con Leyla y Patricia, en Mar del Plata, con las decenas de mujeres asesinadas cuyos casos no han sido esclarecidos completamente, justamente debido a los intereses mafiosos de quienes deberían investigarlos.
¡Basta de violencia contra las mujeres! Comisiones investigadoras integradas por allegados/as a las víctimas, organismos de DDHH que sean independientes de las fuerzas policiales, de la justicia y el Estado.
Luchamos por las mejores condiciones de existencia posibles en este mismo sistema, aún cuando sabemos que éste garantiza nuestra opresión. Lo hacemos sin perder de vista la perspectiva de un mundo sin explotación ni opresión de ningún tipo. Luchamos porque se respeten todas las diferencias, pero sabemos que esto no es más que un simulacro, si no se cuestiona el sistema jerárquico en el cuál existen las diferencias. Y este sistema jerarquiza, esencialmente, a un puñado de seres humanos que viven a expensas de la explotación de millones.
Por eso decimos:
¡Viva la lucha de las mujeres por nuestra emancipación, para pelear en igualdad de condiciones con todos los oprimidos y explotados, en el camino de la revolución social!
¡Viva la revolución social para sentar las bases de una liberación definitiva de todas las mujeres y de toda la humanidad, de las cadenas que hoy nos oprimen!

AGRUPACIÓN PAN Y ROSAS

PRESENTACIÓN DEL LIBRO "LUCHADORAS"


2006



El sábado 30 de Septiembre de 2006 en el Centro Cultural Frida se realizó la charla presentación del libro “Luchadoras. Historia de las mujeres que hicieron historia” en Santa Rosa con la presencia de Celeste Murillo, una joven militante que cursa la Licenciatura en Historia en la Universidad de Bs. As., además de integrar la Comisión Internacional del Partido de Trabajadores Socialistas. Celeste ha publicado diversos artículos sobre historia de mujeres, movimiento obrero y situación política en Estados Unidos
“Luchadoras…” es un libro que coordinó en su edición Andrea D’Atri junto a otras mujeres como Bárbara Funes (Bs.As.), Ana López (Chile), Jimena Mendoza (México), Virginia Peña (La Plata), Adela Reck (La Plata), Malena Vidal (La Plata) Gabriela Vino (La Plata), Verónica Zaldívar (Bs.As.) y nuestra invitada Celeste Murillo.
Celeste fue entrevistada el mismo viernes por Verónica Mc Lennann de FM FULL en “La mañana a full”, por Eleonora Gómez Castrilli de FM Radionoticias, por Mónica Molina de la revista Urbanas en la red y por Andrea Aimetta de Pampa TV.
Luego de la charla hizo su debut el Trío Vocal Femenino “Ad libitum” integrado por Claudia Lupardo, María Antonia Poggi y Guillermina Gavazza con la compañía de Marcelo Porcel en guitarra.

Presentación
Alrededor de 30 personas fueron las que participaron de la charla. Había varias docentes, trabajadores de Servicio Social del Hospital “Lucio Molas”, estudiantes universitarios/as y gente que concurrió de otros sectores.
Se hizo la presentación del libro, haciendo eje en la lucha mas allá de lo posible, usando como base la presentación en el IPS (Instituto del Pensamiento Socialista) “Karl Marx” de Andrea D’Atri.
Luego de la exposición, la compañera de Pan y Rosas de La Pampa, Claudia, invito a hacer preguntas. Las primeras fueron sobre el libro pero la mayoría del debate se dio después alrededor de la situación de las mujeres hoy. Algunas de las preguntas tuvieron que ver con la relación de la iglesia y las mujeres, del porque la iglesia católica es un obstáculo para los derechos de las mujeres. Sobre el aborto que tiene que ser una decisión de la mujer o si debe consultar a su compañero. Sobre lo que opinamos de las mujeres en lugares de poder, sobre el machismo, sobre la monja Pelloni y sus actividades, sobre la discriminación de las mujeres en el arte.
La charla termino con la pregunta de una estudiante secundaria sobre Pan y Rosas, sobre como se formó y por qué luchábamos por el aborto, etc. Esto dio pie a hablar de la agrupación y de lo que impulsaba el PTS con respecto a la lucha de clases y a la lucha de género.
Se vendieron varios ejemplares del libro y quedó abierta la puerta para que en otra oportunidad vinieran otras compañeras de la Agrupación Pan y Rosas para hacer actividades en conjunto.

EL CICLO DE LA VIOLENCIA

Noviembre de 2007
Los diferentes episodios de violencia se dan en forma cíclica y en diferentes etapas. Mas allá de que estos períodos no sean siempre con la misma frecuencia y regularidad, en general, la distancia entre las diferentes etapas de este ciclo tiende a acortarse. Es decir, cada vez los períodos de equilibrio en la pareja, son más cortos y la violencia física más frecuente.
La violencia familiar, presenta tres características fundamentales:
-Tiempos característicos en períodos que se van repitiendo.
-Creciente intensidad en los episodios de violencia.
-Las etapas del ciclo, son cada vez mas cortas. Este proceso es conocido como “ciclo de la violencia” y consta de las siguientes etapas:
1° Etapa: “Acumulación de tensión”
En esta primera etapa la violencia es sutil y mayormente es a través de agresión verbal y psicológica. Esta situación produce en las mujeres graves efectos. Como respuesta, las mujeres tratan de calmar a su compañero y encubrir la situación, justificando su conducta por causas externas, como ser la falta de trabajo, el alcohol, etc. Consideran que cuando estas situaciones sean superadas los episodios violentos cesarán.
La mujer que vive esta situación, espera inútilmente que su pareja cambie y generalmente se culpabiliza por lo sucedido.
Estos episodios comienzan a ocurrir cada vez más frecuentemente. La situación se va volviendo insostenible y la mujer vive en un clima de miedo constante.
2° Etapa: “Episodio agudo de la violencia”
La tensión y agresión que comenzó en la etapa anterior, llega a su punto máximo y varía en la gravedad de los episodios, que pueden ir desde un empujón hasta golpes, amenazas y situaciones realmente graves. Esta etapa no es predecible y tampoco controlable. La mujer será agredida haga lo que haga. Esta situación produce parálisis y miedo. Frente a esta situación las mujeres despliegan diferentes estrategias para demorar el golpe, como por ejemplo obedecer en todo a su marido. Muchas mujeres intentan encontrar un camino alternativo, contando los episodios a familiares y amigos o hacer una denuncia.
3° Etapa: “Luna de Miel”
Esta etapa se caracteriza por un comportamiento afectuoso por parte del hombre. Se muestra arrepentido y teme que la mujer lo abandone o tome alguna otra decisión como contarlo o denunciarlo. A los fines de que la mujer olvide y perdone lo sucedido utilizará diferentes estrategias para gratificarla.
Frente a esta situación, la mujer cree que las etapas anteriores pueden ser superadas y que no volverán a suceder, idealizando la relación. Durante esta etapa es más difícil que la relación termine.
La violencia familiar no es un episodio casual que sucede una sola vez en el hogar. Los episodios de violencia suceden con etapas determinadas que provocan un gran deterioro mental, físico y sexual de los integrantes de la familia.
Muchas de las mujeres que atraviesan por situaciones de violencia conyugal, recuerdan que desde el noviazgo atravesaron episodios que los pasaban por alto y no les permitieron darse cuenta de las situaciones que vivirían después.
Algunas situaciones que dejan ver una personalidad violenta:
Amenazas: “no puedo vivir sin vos, si no nos casamos me suicido o te mato”
Sentimientos de culpa o lástima, o de estar acorralada.
Amenaza con abandonarla si no cumple con sus deseos.
Es poco sociable, se aísla, se ofende.
Es seductor con todos pero a ella la trata con crueldad.
Decide por su cuenta, sin consultar o pedir opinión.
Piensa que las mujeres son inferiores, y deben obedecer a los hombres.
Se irrita y tiene estallidos.
Descalifica, desvaloriza la palabra, ideas y acciones de su pareja.
Obliga a la novia a realizar cosas que ella no desea hacer.
Acusa a su novia de vestirse o maquillarse provocativamente.
Acusa a su novia de estar, salir o coquetear con otros hombres.

NO A LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES


Noviembre de 2007

Este 25 de noviembre, desde hace más de dos décadas y por el impulso de las feministas latinoamericanas y caribeñas, se conmemora el Día contra la violencia hacia las mujeres. Sin embargo, pocas son las mujeres que hoy conocen la historia que originó esa conmemoración. Una historia que hoy en nuestro país, adquiere más relevancia que nunca.
Corría el año 1960. Soplaban vientos revolucionarios en América Central. Habían caído hacía poco los dictadores Rojas Pinalla y Pérez Jiménez, de Colombia y Venezuela. En 1959, tras el triunfo de la revolución, había huido el dictador Batista de Cuba.En República Dominicana, Minerva Mirabal evaluaba la conformación de un movimiento para derrocar al dictador Leónidas Trujillo. Fue una de las fundadoras y dirigentes de la Agrupación 26 de Junio, creada en enero de 1960. Ella, junto a un centenar de miembros de la agrupación, fue encarcelada ese mismo mes. Fueron sometidos a terribles torturas y algunos murieron. La escalada represiva del régimen generó mucho descontento en la sociedad dominicana. Trujillo, entonces, se vio obligado a liberar a las mujeres presas en febrero de 1960. En mayo, frente a una nueva ofensiva del dictador, Minerva y su hermana María Teresa fueron enjuiciadas por “atentar contra la seguridad del Estado” y condenadas a 5 años de prisión. Pero nuevamente, frente al creciente descontento de amplios sectores con el régimen, fueron liberadas junto a otras mujeres. Finalmente, el 25 de noviembre, Minerva, Patria y María Teresa Mirabal fueron a visitar a sus esposos detenidos en la prisión de “La Victoria”. Pero al regresar a su casa, cayeron en una emboscada y fueron asesinadas por los esbirros del dictador, a garrotazos.
Las hermanas Mirabal tenían un nombre de guerra: “Las Mariposas”. El Estado dominicano, bajo la mirada cómplice del imperialismo yanqui, pretendió cortarles sus alas para siempre. Fracasaron. Su valor para combatir ese régimen infame que sumergió en la miseria a los trabajadores y al pueblo dominicanos fue y es fuente de inspiración para miles de hombres y mujeres en Latinoamérica.
Tanto ayer como hoy, en República Dominicana o en nuestro país, el capital ejerce su violenta dominación sobre la clase obrera y los sectores populares, ya sea a través de dictaduras o gobiernos “democráticos”, prestos para garantizarle sus ganancias a los empresarios y el imperialismo, a través del monopolio de la violencia que detenta el Estado burgués. Por eso, creemos que hoy para luchar por los derechos de las mujeres debemos comenzar exigiendo ¡Libertad a las presas y los presos políticos rehenes del Estado! ¡Abajo la política represiva del gobierno de Kirchner! ¡Desprocesamiento de los más de 4000 luchadores políticos y sociales! Repudiemos la violencia que se ejerce contra las mujeres. Exijamos ya la libertad de Romina Tejerina y su absolución definitiva.
CIFRAS
25% de mujeres sufre abuso sexual de parte de sus parejas.
5% de las violaciones denunciadas terminan en condena.
6.000 mujeres mueren al año por abortos clandestinos en América Latina.
80% de refugiados son mujeres, niñas y niños.
70% de los 1.300 millones de pobres que hay en el mundo son mujeres y niñas.
54% de las mujeres argentinas son precarizadas.
70% de las víctimas de acoso moral en el trabajo son mujeres.

MI CUERPO ES MÍO



2 de Diciembre de 2007.

El artículo 86 del código penal establece que “El aborto practicado por un médico diplomado con el consentimiento de la mujer encinta, no es punible: 1) si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios; 2) si el embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente. En este caso, el consentimiento de su representante legal deberá ser requerido para el aborto.” El proyecto que aprobó la legislatura pampeana sobe la base del art. 86 del código penal establece que “los servicios de salud del Estado deben garantizar un diagnóstico y las intervenciones médicas necesarias para la interrupción del embarazo sin riesgos”.
El aborto no punible, en algunos lugares del país, como la provincia de Buenos Aires o Rosario, ya se ha reglamentado, y la reglamentación agrega más cuestiones que incluyen hasta la necesidad de la denuncia policial de la violación. Pero además, permite lo que se llama “objeción de conciencia”, es decir, que los médicos no están obligados a realizar esta intervención quirúrgica. Así que, por más reglamentado que esté, se sigue permitiendo que la Iglesia y otros grupos afines presionen a los médicos, los amenacen y que, entonces, éstos se nieguen a hacer los abortos permitidos por la ley.
Las agrupaciones que defendemos los derechos de las mujeres trabajadoras que no tienen recursos económicos para ir a una clínica privada y realizarse un aborto sostenemos que la mujer debe poder decidir sobre su cuerpo y ni el Estado ni la Iglesia deben impedirlo. Sostenemos que debe existir una ley que despenalice y legalice el aborto en Argentina. Ningún gobierno (menos el de K que tiene mayoría en las cámaras) quiere avanzar sobre la separación de la Iglesia del Estado. ¿Sabían que, según la ley, los Arzobispos y Obispos del Culto Católico Apostólico Romano gozan de una asignación mensual equivalente a la remuneración fijada para el cargo de Juez Nacional de Primera Instancia, algo así como 7.000 pesos? Cuando los curas andaban bendiciendo a los militares, este decreto salía firmado por Videla y Martínez de Hoz. También cobran salarios especiales los párrocos de frontera, muchos sacerdotes comunes y los directores de los conventos, se subsidia a los seminarios, a la educación religiosa y se les pagan los pasajes a los curas que viajan al Vaticano. ¿Por qué la clase trabajadora y el pueblo tienen que mantener, con sus impuestos, a la Iglesia Católica? ¿Por qué, además de mantenerlos, las mujeres trabajadoras no podemos decidir sobre nuestros cuerpos?
El cardenal Bergoglio fustigó duramente a quienes defendemos el derecho al aborto diciendo que somos “los orgullosos que se creen dueños de la vida y que pueden decir quién vive y quién no”. Esta sí que es una hipocresía sin límites mientras Von Wernich y muchos otros estuvieron actuando directamente en centros clandestinos de detención torturando a mujeres embarazadas o robando bebés en la dictadura. Ellos son los que realmente decidieron quién vivía y quién no.
El gobierno nacional tiene un doble discurso siniestro: el actual ministro de Salud dice que no quiere que se siga penalizando a las mujeres que hacen abortos. El aclara que está en contra del aborto y que promueve la anticoncepción y la educación sexual para evitar los embarazos no deseados. Esto es siniestro porque siendo ministro no puede ignorar que, en primer lugar, los anticonceptivos no son eficaces 100%. Además, no puede ignorar que 55.000 mujeres por año son internadas con abortos incompletos en los hospitales públicos, que los programas de derechos reproductivos no se cumplen por falta de insumos, que en muchos lugares no se suministra la pastilla “del día después”, que no se autoriza a las mujeres a realizarse una ligadura de trompas, que en algunos lugares, como en San Juan, se llegó al escándalo de que el gobernador prohibiera los DIU, que en nuestro país se calcula que se producen más de 8.000 violaciones al año. Eso quiere decir que hay veces en que las mujeres no tienen otra opción, que la educación sexual o su información sobre anticonceptivos no son suficientes para evitar un embarazo forzoso. Así que no se puede contraponer una cosa a la otra.
Desde la agrupación de mujeres Pan y Rosas planteamos que hay que luchar por la educación sexual; porque se garanticen los anticonceptivos gratuitamente en los hospitales públicos y los centros de salud a toda mujer ante su sola y libre decisión. Y también, al mismo tiempo, luchar por el derecho de las mujeres a interrumpir voluntariamente su embarazo, sin por ello poner en riesgo su salud y su vida. Decimos que queremos el derecho al aborto libre, seguro y gratuito, porque no queremos ni una muerta más por aborto clandestino. Pero esto sólo podrá conseguirse enfrentando claramente a la Iglesia, la derecha y el gobierno, con la movilización, la organización y la lucha en las calles. Por eso les decimos a los que se oponen al aborto “Asesinos, asesinos, asesinos son ustedes…por aborto clandestino mueren miles de mujeres”. Anticonceptivos para no abortar, pero también, aborto legal para no morir.


Claudia E. Lupardo

NI UNA MUJER MÁS VÍCTIMA DE LAS REDES DE PROSTITUCIÓN



Noviembre de 2007

Luego de leer y analizar el informe de la Organización Internacional de Migraciones llamado “Estudio exploratorio sobre trata de personas con fines de explotación sexual en Argentina” podemos sacar la conclusión de que los resultados son realmente escalofriantes y provocan impotencia ante la impunidad con la que se manejan las personas de este “negocio” tanto a nivel nacional como internacional, viendo claramente como obtienen inmunidad gracias a la policía, el Estado y el gobierno de K, que obviamente, también están implicados en las pocas causas que se abren de este tema.
Como siempre, las víctimas son las mujeres, niñas, adolescentes, y hasta niños provocando en ellos consecuencias físicas y psicológicas luego de las golpizas, torturas, violaciones y explotaciones sexuales a las que son sometidos. Las mujeres son pobres con un bajo nivel de instrucción lo que reduce las posibilidades de trabajo, y, en donde su contención familiar no es suficiente. Hay organizaciones que se dedican exclusivamente al secuestro de mujeres para venderlas y prostituirlas. Misiones resultó ser el área principal de reclutamiento, siendo las provincias de destino Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, Entre Ríos, Santa Cruz, Chubut y Tierra del Fuego. Por una mujer se paga entre 100 y 5000 pesos, dependiendo de la zona, de la edad y las características de la “mercadería”. La trata de personas genera unos ingresos anuales de 32.000 millones de dólares en todo el mundo y el 85 por ciento de ese dinero proviene de la explotación sexual, que sólo en América Latina y el Caribe captó 100.000 víctimas durante el 2006.
Acá nomás: Andrea Noemí López
Andrea nació el 20 de septiembre de 1978 y desapareció la noche del 10 de febrero del 2004, pero la denuncia de su desaparición la radica su mamá, Julia Ferreira, el 26 de febrero. Vivía con el boxeador Víctor Purreta, tiene un hijo de 7 años, y muchas y graves denuncias de violencia doméstica, que paradójicamente desaparecieron de las comisarías de La Pampa. En Enero de 2004 Purreta la lleva obligada a trabajar a un cabaret, del que es socio, a la localidad de Pehuajó junto a otras chicas. El 28 de abril de 2004 viene a Santa Rosa por esta problemática Elena Reynaga -Secretaria General de AMMAR, el sindicato de las trabajadoras sexuales de la Argentina- y detienen a Purreta por proxenetismo. El martes 13 de julio de 2004, es encontrado aparentemente asesinado en Pehuajó, el socio del cabaret de Purreta, Juan Carlos Morán Este hombre habría llamado por teléfono en el mes de abril de ese año a la familia de Andrea, para avisarle que había sido vista en Daireaux, localidad vecina de Pehuajó, a donde acudió una comitiva de la policía pampeana para verificar la veracidad de la información. De la búsqueda no surgieron novedades. En diciembre de 2004 la justicia acompaña a Julia a Tucumán para ver álbumes de chicas, secuestrados en distintos operativos de esa provincia con resultado negativo, en ese momento conoce a Susana Trimarco. El 3 Junio de 2005 comenzó el juicio por proxenetismo que condenó a Purreta a 5 años prisión, y en el transcurso del mismo se escucharon los terribles testimonios de violencia de los que Andrea fue víctima. Ya en Diciembre de 2006 Purreta contaba con salidas transitorias, y el 15 de abril de este año tuvo programada una velada boxística…
Hace ya tres años que Andrea no aparece, y la repercusión social que tuvo su caso en La Pampa no vino de la mano del Poder Ejecutivo, ni a través de la policía ni del Poder Judicial -por medio de sus recursos y representantes- sino de organizaciones que se encargaron de mantener en la memoria de los pampeanos la poca seriedad y la escasa importancia que le dio el Estado y el Gobierno de Verna a esta causa. Son alrededor de 400 mujeres adultas, adolescentes, niñas y niños que se encuentran secuestrados con fines de explotación sexual en Argentina, entre las cuáles además de Andrea se encuentran Marita Verón, Florencia Penacchi, Fernanda Aguirre y Otoño Uriarte, quien lamentablemente fue encontrada muerta después de una intensa búsqueda.
Leyes
Aunque en Argentina la explotación de la prostitución está prohibida por ley, la misma se ejerce con la complicidad de la policía, de los funcionarios políticos provinciales y nacionales, del poder judicial, que amparan al conjunto de los involucrados en estas redes mafiosas, en un marco de total impunidad. Esta misma justicia, en vez de defender a las mujeres que son víctimas de esas redes, las culpabiliza, exigiendo que se compruebe previamente si fue un acto voluntario o no, como lo muestra la ley que ya tiene media sanción en el senado. Esta ley impone el requisito de que las mujeres mayores de 18 años tengan que demostrar ¡QUE ELLAS NO SON CULPABLES DE LO QUE LES PASA!
Como integrantes de la Agrupación Pan y Rosas exigimos el cese de la violencia hacia las mujeres, el desmantelamiento definitivo e inmediato de las redes de trata de mujeres y niñas/os y el castigo a los secuestradores y a los policías y funcionarios y políticos cómplices y partícipes de este delito. Denunciamos que no puede recaer sobre las víctimas los castigos mientras los responsables viven en la impunidad. Mientras la prostitución exista, exigimos cárcel a los explotadores y el cese de las persecuciones y de la represión legal e ilegal a las mujeres en situación de prostitución. Plenos derechos y libertades para que las mujeres en situación de prostitución se organicen como lo deseen para luchar por sus derechos.

Laura-Pan y Rosas-La Pampa

Trabajadores de la salud




Noviembre de 2007


SERVICIO SOCIAL

La mañana transcurría como siempre…agitada, acelerada, unos que van, otros que vienen. En ese clima, casi habitual que se vive en el Hospital “Lucio Molas” de Santa Rosa, pudimos concertar la cita prevista que Pan y Rosas tenía con Marisa y Nancy, que entre apurones y corridas, propios de este tipo de trabajo, nos contestaron algunas preguntas sobre el Servicio Social del hospital. Y así nos metimos de lleno en la realidad de las trabajadoras de la salud.
¿Cuál es la función que cumple Servicio Social en el hospital?
El Servicio Social del Hospital esta conformado por dos áreas. Una la administrativa y otra la profesional. El área administrativa realiza gestiones de prácticas extrahospitalarias y derivaciones fuera de la Provincia de todas aquellas personas que no posean Obra Social y requieran la realización de dichas prácticas, con el objeto de que la cobertura de las mismas esté a cargo de Salud Pública. La demanda de dicho sector es creciente debido a que la complejidad en la atención ha ido avanzando y además gran parte de la población pampeana no posee Obra Social debido a razones de índole político-económica. El área administrativa cuenta con 8 agentes, 4 de planta permanente y 4 pertenecientes a planes de empleo actualmente contratados por Ley Provincial Nº 2343
¿Quiénes atienden qué tipos de casos?
El área profesional aborda diferentes problemáticas sociales y de salud que aparecen en la atención de pacientes internados y/o ambulatorios. Se cuenta con 3 Trabajadores Sociales que intervienen en todos los Servicios de internación, fundamentalmente en Pediatría, Neonatología, Tocoginecología, Clínica Médica y Guardia. Otros Servicios de internación no tienen tanta demanda como los mencionados, pero además considerando la escasa cantidad de profesionales no se puede avanzar en el trabajo hacia los mismos (Quirúrgica, terapias). Así mismo se atienden situaciones derivadas por Consultorios externos y demanda espontánea.
¿Qué tipos de problemáticas se presentan?
Las problemáticas que se presentan con mayor frecuencia para el abordaje de este Servicio son: Violencia de Género, Maltrato infantil ( incluido abuso sexual), adultos mayores enfermos en situación de abandono socio-familiar y sin recursos, Procreación responsable ( asesoramiento, orientación, coordinación con especialistas, informes para ligadura tubaria), seguimiento de personas con VIH/Sida, prevención en VIH/Sida (consultorio de solicitud del test de VIH),pacientes diagnosticados con TBC, evaluación de todos los casos de recién nacidos de madres adolescentes, recién nacidos en situación de presunta adopción, etc.
Las mujeres que son golpeadas ¿concurren a la guardia del hospital o van a Servicio Social?
En cuanto a la Violencia de Género la gran mayoría de las situaciones son detectadas por Guardia Central al ingreso de la mujer que presenta signos y síntomas físicos de violencia o refiere ser víctima de violencia al profesional que la asiste. Desde el año pasado aproximadamente se avanzó en una adecuada atención de estas situaciones con la implementación de un PROTOCOLO DE ATENCION que establece el abordaje interdisciplinario (intervención de Servicio Social, intervención de Psicología). Desde enero del 2006 hasta 01/10/2007 el Servicio Social registra la atención de 83 mujeres atendidas por Violencia de Género.
La intervención social consiste al ingreso en atención ante la crisis, valoración de recursos socio familiares posibles para la protección de la mujer al egreso hospitalario, evaluación del riesgo psico-físico, asesoramiento sobre posibilidad de denuncia del hecho y facilitación de tal acción si la mujer lo decide, coordinación para tratamiento psicoterapéutico, etc. En algunos casos se debió ingresar a internación a la mujer no solo por su estado de salud sino como forma de protección inmediata, en otros se debió conectar con Hogar María Magdalena. En forma posterior este Servicio elabora informes de cada caso que se remiten a la Defensoría y Dirección de Violencia Familiar con el objeto de dar cumplimiento a la Ley Provincia N° 1918 y promover el tratamiento adecuado de la problemática.
¿Cómo se trabaja con el maltrato infantil?
En cuanto a las situaciones de maltrato infantil (incluido abuso sexual) se detectan y son derivadas a este Servicio Social en el Servicio de Pediatría (guardia, internación o Consultorios externos). Se han atendido desde enero del 2006 hasta 01/10/2007 67 situaciones de presunción de
maltrato infantil de las cuales 31 corresponden a situaciones de presunto abuso sexual. Las situaciones de presunción de maltrato infantil en la gran mayoría de las veces están dadas por personas pertenecientes al grupo familiar del niño o muy cercanas al mismo.
¿Cuál es la realidad con las madres adolescentes?
En cuanto a la intervención realizada en el Servicio de Neonatología respecto a madres adolescentes se atendieron 293 casos. En dicha intervención se evalúan factores de riesgo y de protección presentes en cada situación socio-familiar, vínculo con el recién nacido, situación Socio - económica, redes de contención, métodos de procreación utilizados, etc. De acuerdo a dicha evaluación se derivan a aquellas situaciones que requieren de seguimiento y tratamiento. Es importante mencionar que el tiempo de intervención con el que se cuenta resulta breve ya que las madres son internadas en casos de parto dos días y en cesáreas tres a cuatro días.
Claudia-Pan y Rosas-La Pampa

EL BAILE DE LA ESCOBA




Noviembre de 2007

Una particular situación se dio en julio de este año en Santa Rosa, cuando los trabajadores de CLEAR (empresa concesionaria del servicio de limpieza), en reclamo de mejoras salariales, suspendieron sus actividades. La municipalidad local mandó a trabajadores municipales que cumplen otras tareas a recolectar las bolsas de basura en camiones. Pero, además, ¿A qué no saben a quién mandó a barrer las calles?
Sí. A las mujeres que, en algunos casos cumplen la función de tarjeteras por el radio céntrico-la mayoría de ellas con planes de empleo.
Barrer, en ciertas circunstancias, no tendría nada de malo, porque el género es fiel representante de la limpieza; aunque esto traiga aparejadas otras cosas y a muchas no nos guste ni planchar ni barrer ni abrir la puerta para ir a jugar. Pero, el punto es que, la municipalidad no proveyó de uniformes y escobas especiales con los típicos carritos de barrendero a estas mujeres que bien podrían hacer un trabajo que no fuera humillante en mejores condiciones laborales. Tampoco les pagó ningún adicional por cumplir otras funciones por las que habían sido contratadas.
Con pantalones de hilo, en el mejor de los casos, una escoba, como la que antaño usaba mi abuela (en el siglo XIX) y bolsas negras de consorcio, la municipalidad capitalina mandó a las chicas a barrer en horarios dónde la temperatura era muy baja (6 bajo cero).
No faltaron los comentarios machistas cuando se vio en la ciudad a estas señoritas barriendo las calles. Demás está decir que tampoco faltaron ciertos automovilistas y también algunos peatones que, en actitud soberbia miraban a estas chicas como diciendo “ya era hora que te pusieras a barrer”.
La dominación patriarcal es violencia que enseña a las mujeres que deben ser sumisas y obedientes (“vamos, vamos barriendo sin chistar…..que no te doy ningún plan de empleo”) y los varones deben ser fuertes y poderosos (“vos manejá el camión que sino tampoco tenes posibilidades de cobrar tu sueldo a fin de mes”)
Flora Tristán, una adelantada para su época en la lucha por la causa de la mujeres y por los derechos de los trabajadores del mundo dijo que “El hombre más oprimido puede oprimir a otro ser, que es su mujer. La mujer es la proletaria del proletario.”
Es necesario que los varones trabajadores comprendan que, si quieren liberarse de la explotación de los patrones, no será humillando ni bastardeando a las mujeres en actitudes machistas, sino uniéndose con ellas en la lucha contra la opresión convirtiendo a sus compañeras de clase en sus mejores aliadas.

Claudia-Agrupación Pan y Rosas-La Pampa

NO SE COMPARE CONMIGO,YO SOY UNA OBRERA


Jueves 14 de noviembre de 2002

ENTREVISTA A KATY, OBRERA DE PEPSICO
No se compare conmigo, yo soy una obrera
Por Andrea D’Atri
Katy tiene 33 años. Nació en Rosario. Hasta hace poco tiempo era obrera efectiva de la multinacional Pepsico, de donde fue despedida por defender a sus compañeras contratadas y luchar por la reincorporación de su marido, un delegado que no abandonó a las trabajadoras aún en contra de las decisiones de la burocracia sindical. Le pedimos que nos cuente su historia y estas fueron sus palabras.

La cuenta que pagan los del medio
Nosotros éramos mi mamá, mi papá, mi hermana la más grande y tres más: mi hermana más chica, mi hermano y yo; soy la del medio de ese matrimonio, porque mi hermana la más grande es hija de mi mamá. Yo creo que los del medio siempre pagan todo porque el más chiquito, por ser chiquito... pobrecito y el más grande, por ser grande ya está en otra.
Yo tuve que pagar las responsabilidades. Aunque también creo que debe ser un poco por la madurez, porque mi hermana era chiquita, pero sólo tiene un año menos que yo, pero era chiquita de mentalidad, de poder ver qué pasaba a su alrededor, y el más grande era terrible y hacía lo que le daba la gana. Era el único varón. Mi papá laburaba todo el día así que podía hacer con mi vieja y con nosotras lo que se le daba la gana: o ir a la escuela o no ir, o pegarnos todo el día a las hermanas, o hacerle caso a mi mamá o no hacerle. Ahora cuando llegaba mi viejo, era el chico diez.
Mi papá era independiente. Mirá, nosotros nunca supimos bien bien de qué trabajaba mi viejo. Yo sé que en un tiempo trabajaba con los depósitos donde están los botelleros... Creo que cuando yo era más chica trabajó en una fábrica. Pero, en realidad, nosotros no sabíamos bien qué hacía. Mi mamá toda su vida trabajó, pero cuando se casó con él era la mujer de la casa. Entonces, creo que ni mi mamá sabía muchas cosas de las que él hacía, porque la mentalidad de él era que trabajar en una fábrica no era para él, ser independiente sí, que no había que tener grandes ambiciones, sino conformarse con lo que uno tenía, que donde comían dos comían diez y que él era el hombre y tenía que hacerse cargo de la familia y no tenía que rendir cuentas. Y mi vieja estaba resignada a la casa, a los hijos, a la economía... Ella había trabajado de empleada doméstica, mucho antes de que yo naciera. Después lo conoció a mi papá, se casaron y nos tuvieron a nosotros tres. Ella ya tenía a mi hermana más grande, que ahora tiene como 45 ó 46 años. Mi papá era el hombre que venía todos los mediodía, nos traía chocolatines... cada dos meses le daba plata a mi mamá y le decía “andá, comprále ropa a los chicos”, de vez en cuando nos llevaba al parque.
No teníamos amigos, teníamos dos o tres en la cuadra... pero íbamos al colegio, volvíamos y estábamos todo el día en casa. Cada uno hacía algo porque cuando yo estaba en cuarto grado, mi papá se enfermó, le agarró un ataque de presión y eso fue lo que dio vuelta toda la familia, porque pasamos de tener una familia a la antigua, donde el hombre salía, traía la plata y la mujer la administraba y cuidaba sus hijos... a que teníamos un papá hemipléjico, mi vieja tenía que salir a trabajar, mi hermana ya se había casado y los tres éramos chicos... Eso fue terrible para nosotros, porque ninguno de nosotros tres estábamos acostumbrados a que mi mamá trabaje. Después mi hermana tuvo que venir a vivir a mi casa, después de haber estado casada no sé cuánto tiempo... Entonces era un problema. A mí me fue mal, tuve que rendir para pasar a quinto grado, fue una cosa terrible porque me había afectado muchísimo. Lo que pasa es que todo lo que fue la enfermedad de mi viejo, lo pasábamos mi mamá y yo. Ya te digo, mi hermana era chiquita y mi hermano era cualquiera, era muy terrible, entonces la que iba a los hospitales, amanecía, corríamos siempre éramos mi mamá y yo. Yo he llegado a no ir al colegio para perseguirla, ver dónde iba, por qué no llegaba a casa temprano y me empezó a ir tan mal en el colegio porque me afectaba mucho. Imagínate una persona a la que le tenés que dar varias pastillas por día, porque tenía arterioesclerosis... que no le podés dar cuchillos, ni nada, que lo tenés que estar cuidando y retando... es horrible, porque aparte vos tenés nueve o diez años y lo tenés que estar cuidando como si fuera tu hermanito y de repente, vos te acordás que tu papá era el que venía en bicicleta, te traía chocolates que de repente queda así. Y eso después repercutió en la salud de mi mamá, que tenía várices y problemas de presión porque laburaba mucho y no tenía como nosotras que nos quejamos por pequeños derrames... tenía “las várices”, cañones impresionantes, y a veces no le alcanzaba la plata y se tenía que venir caminando cuarenta cuadras. Imagínate una mujer que trabaja en dos casas, desde la siete de la mañana, sale a las ocho de la noche y se tiene que venir caminando del trabajo porque no tiene plata... ¿entendés? Trabajar de empleada doméstica es terrible y, claro, eso la fue desgastando en salud, también mentalmente, porque llegás a tu casa y tenés que renegar con todo. Mi papá estuvo casi seis o siete años así enfermo. Eso te va marcando así: “yo no quiero que me pase esto”. Yo digo ¿sirve de algo reventarse toda y descuidar la salud y todo eso? Yo pienso que es horrible.
Tanta necesidad de conocer
Cuando terminé la primaria me preguntaron “¿qué querés hacer? ¿querés trabajar? Porque el estudio es caro.” Además en las provincias no todo el mundo hace el secundario y en la época de antes, menos. A mí me gustaba la peluquería así que estudié peluquería seis meses y empecé a trabajar. Así que a los catorce años ya trabajaba en una peluquería, todos los días desde las dos de la tarde hasta las nueve de la noche. Estuvo bueno, porque como a mí me gustaba la peluquería, me daba bastante maña y tenía facilidad para peinar. Me llegué a ganar mucha clientela. Estaba trabajando con un peluquero y eso te sirve, porque aprendés de todo, entonces yo hacía los peinados para novias. Después agrandó la peluquería y vendía bijouterie y yo también hacía balances... hacía de todo, me metía en todo. Después empecé a tener todo el equipo de peluquería que me lo regaló él y trabajaba a domicilio.
Pero también era muy cansador, porque ya mi papá había muerto, a mí me habían mandado a vivir a la casa de mi hermana y ella era una persona que se levantaba y te decía: “bueno, hay que limpiar, hay que hacer los mandados, que no salgás, que no te pongas esa pollera arriba de la rodilla, no podés ir a bailar, quedáte acá en tu casa, no te quiero ver con éste ni con el otro.” Y yo decía: “¿pero cómo? Si yo soy grande y puedo trabajar ¿cómo no puedo tener amigas, no puedo ir al parque que estaba a dos cuadras?” Mi hermana tenía todos los prejuicios, entonces te educan con tantos tabúes que después tenés que romper con todo eso.
Entonces, como en mi casa ya no podía vivir porque de adolescente me llevaba terriblemente mal con mi hermano, tenía que vivir con mi hermana. Entonces un día me vienen a pedir plata para mi hermano y yo estaba tratando de que me dejen salir, porque consideraba que me lo merecía por el simple hecho de trabajar y ni siquiera porque era una adolescente y como toda adolescente tenía derecho a tener amigas, ir al parque... Entonces, ese día había cobrado y agarré y les dije “¡ustedes lo único que quieren es plata!” y agarré la plata, rompí todo el sueldo y me fui. Habré tenido quince años, más o menos. Entonces me fui a vivir a la casa de una amiga que vivía con la madre, trabajé un tiempo, después dejé y me dediqué a la vagancia (risas). O sea, hice todo lo que cuando tenía más edad para hacerlo no lo hacía. Después trabajaba a domicilio, cuando quería, nadie me decía “necesito tanta plata”, así que no me hacía problema.
Después mi hermano murió, así que ahora somos nosotras solas, porque mi mamá y mi papá también ya se habían muerto. En parte buscó el problema... murió de sobredosis. Entonces quedamos las tres mujeres solas, mi mamá también murió de un paro cardíaco y quedamos las tres hermanas solas. Pero somos las tres distintas. Yo por ejemplo, tengo amigos desde que empieza hasta que termina Rosario y después que me fui de mi casa, me fui de viaje. La más chica vive encerrada desde siempre en la misma casa y la más grande... te voy a contar, por ejemplo, una vez mi prima que es mucho más grande se había recibido de abogada y le dice “¿por qué no venís a trabajar al estudio, atendés el teléfono?” Y mi hermana le dice “no sé, porque yo tengo vergüenza”. De todo tenía pudor. Nunca trabajó, empezó a trabajar cuando murió su marido, hace trece años más o menos. Toda su vida vivió para sus hijos, su casa... Y ahora trabaja de portera en el mismo colegio en el que le faltaba una materia para recibirse de maestra. Debe ser re feo para ella.
Después cuando me fui a vivir a lo de amiga, empecé a tener un montón de amigas y la mayoría eran independientes, hacían artesanías, trabajaban... desde chicas que estudiaban para modelo hasta hippies que vivían todo el tiempo en la plaza y la policía se la pasaba llevándolas del calabozo a la plaza (risas). ¡Esas eran mis amistades! Aprendía mucho. Después conocí a unas chicas que iban al secundario y empecé de grande. Ibamos de noche, pero en realidad nunca me lo tomé en serio y en tercer año dejé, no me interesaba. Ahora, recién, hace un tiempo atrás estaba arrepentida. Pero era tanta la necesidad de querer salir, de conocer... Estaba bueno, porque conocí un montón de gente joven, grande, trabajé en una parrilla, me la pasaba chusmeando con todo el personal. Después un día con una amiga salimos y compramos una aguja para hacer tapices y le dijimos al vendedor que nos la enseñara a usar. Estuvimos toda la tarde ahí agujereando telas y aprendimos. Pero mirá vos ¡qué loco! Porque eso, después, cuando nació mi hija Paula me dio plata, empecé a hacer tapices para mantenerme. Así aprendí todo. Ese portamacetas lo hice yo, hago montones de cosas así y vendía. Eso me hizo conocer gente. Antes el puerto de Rosario era muy activo y venía gente de todos lados y nosotros teníamos la feria cerca del puerto. ¡Todos tenían dólares! Y estaba bueno. (risas). Tuve infinidad de amigas heavys, punks, hippies, de todo... era otra época. Todo el tiempo íbamos a parar a la comisaría, porque íbamos a bailar y cuando prendían las luces estaba la policía esperando afuera del boliche y te llevaban a la comisaría y de ahí íbamos a parar al juez de menores... ¡horrible!
A veces mi mamá me iba a buscar y me decía “Volvé, Katy, ¿dónde vas a estar mejor que en tu casa?” Y mi hermano se llamaba Jesús y yo le decía: “No, mamá, porque yo con Jesús no me llevo bien.” Mi casa era muy grande y estaba llena de plantas y mi hermano ahí tenía sus propias plantaciones y yo iba y se las arrancaba... y después tenía que desaparecer durante tres meses porque donde me encontraba me mataba. (risas). Mi mamá decía: “no le rompas las plantitas a tu hermano, que después se enoja.”
Viaje hasta una misma
Cuando nació Paula me fui de viaje. Cuando quedé embarazada, mi mamá ya se había muerto y mi vida dio todo un vuelco. Porque durante un tiempo me quedé sola y estaba sola con mi hija. Cuando me quedé embarazada me tuve que hacer cargo sola porque el padre de Paula tuvo una enfermedad y quedó mal, entonces tuvimos grandes problemas... A mi casa no podía volver porque mi hermano estaba ahí, a la casa de mi hermana por supuesto que no iba a volver por una cuestión de orgullo y de principios, así que vivía en la casa de mi amiga. El papá de Paula había tenido un accidente y había quedado mal, se le abrió la cabeza de lado a lado y se le rompió el hueso de la frente, lo agarró un camión cuando él iba con la moto. Yo estaba embarazada ya y nosotros estábamos por juntarnos, ya estábamos planificando para irnos a vivir atrás de la casa de mi mamá. Y después le agarraron convulsiones y la familia de él era muy de creer que alguien le había hecho algo, entonces me alejaron de la casa, me quemaron todas las cosas. Nosotros teníamos amigos en común que los pusieron en contra mío y me buscaban para matarme. Por suerte tenía amigas que eran de fierro y me acompañaban a todos lados. Ibamos a verlo al hospital y yo tenía que esperar escondida en la plaza hasta que salía toda la familia para poder entrar a verlo. Después mi mamá murió y yo en la casa de él no pude estar más. Era horrible estar ahí adentro. Yo agarré a mi hija y me fui. Me dije tengo que salir de este círculo porque sino, no voy a avanzar más. Y justo había venido una empresa de un circo y me ofrecieron para hacer publicidad. Yo trabajaba mucho así que me dijeron si quería ir con ellos y yo no tenía nada que perder así que agarré a mi hija y un bolsito y me fui con el circo. Viajé, viajé y viajé y en el ’89 ya estaba en la frontera, íbamos a cruzar a Paraguay cuando fue todo lo de los saqueos acá y la gente se estaba cagando de hambre y me quedé a vivir en Paraguay. Ahí lo conocía al papá de mi hija más chica y nos quedamos a vivir en Paraguay. El es argentino, de Buenos Aires. En realidad, creo que no me tendría que haber juntado, pero creo que estaba tan cansada de estar sola que... a veces necesitás tener a alguien. No habíamos nacido para vivir juntos. No coincidíamos con muchas cosas, con muchos ideales... y terminó así. Porque cuando volvimos a la Argentina, a fines del ’91 yo empecé a trabajar en una fábrica y miraba todo el día por la claraboya... claro, yo no estaba acostumbrada a trabajar así, encerrada. Era una fábrica de plástico, hacíamos cartucheras, carpetas. Después mi ex suegra me había conseguido un trabajo acá en la zona, en una fábrica chiquita de armado de cableado para autos y ahí empecé mi guerra: empecé a identificarme con mi propia persona.
Yo no soportaba que tocaban un botón y todas las mujeres salían corriendo como caballos al comedor y tocaban otro botón a la media hora y salían todos los hombres y nosotras teníamos que volver a trabajar. Yo iba desayunando por la calle para llegar rápido al trabajo. No teníamos baños como la gente, no teníamos ducha, teníamos que bañarnos con un balde. Comíamos ahí entre los cables. Mi ex suegra trabajaba ahí con toda una ideología justicialista de qué bueno que es mi patrón... Y un día me dijeron “atáte al pelo” y yo ya tenía mi grupo de chicas con las que escuchábamos rock and roll, que nos peleábamos con las otras que escuchaban a Luis Miguel, que era el grupo de mi ex suegra. (risas). Y bueno, cuando me dijeron “atáte el pelo”, dije no. Y otro día nos trajeron guardapolvos para que nos pusiéramos y yo me le reí en la cara al supervisor y le dije: “¿Vos estás loco? ¿Vos pensás que vas a imponernos a nosotras usar guardapolvo? Escúchame: comemos entre los cables, no hay ducha, es un tinglado donde hace 500 grados de calor, no hay una maldita ventana ¿y vos me querés imponer guardapolvo y atáte el pelo? ¿Por qué no te dejás de joder?” Entonces no nos poníamos ninguna el guardapolvo... bueno, mi suegra sí (risas).
Después pasé a las máquinas, que eran unos balancines de la época de Colón. Yo soy muy ágil para trabajar y así todo me agarré dos dedos con los balancines. Todas mis compañeras se quejaban, porque ya a un pibe le había arrancado un dedo el balancín. A mí me propusieron que sea delegada, pero yo dije que no. Yo estaba en otra, tenía tantos problemas personales que no quería. Además tengo tan arraigado un perfil tan bajo que nunca me creo nada de lo que me dicen que soy, entonces es un problema para mí, porque siempre termino yendo atrás de alguien cuando podría ser. El gran dilema que tengo en mi vida.
Después le mandé el sindicato a la empresa para que vean las máquinas y me llamaron a la oficina y me cagaron a pedos, que cómo hice semejante cosa. Después mucha gente que decía que me iba a apoyar, cuando vino el sindicato me dejaron sola. ¡No puede ser! Había dos delegados y los delegados estaban pintados ahí en el fondo mientras yo les mostraba la maldita máquina donde trabajaba.
Entonces los patrones me dijeron por qué les hacía eso y yo les dije las cosas que me parecían, y cuando empezó la crisis en las autopartes echaron a muchas chicas que estaban conmigo. Al principio muchas pensaban por qué echan a las chicas y no me echaban a mí y pensaban que era porque yo era la nuera de la amiga del patrón. ¡Horrible! Ya me estaba quedando sola y todas las amigas de mi ex suegra ya me hacían la vida imposible, todo el día tirándome cizaña, ponzoña, unas basuras de compañeras. La empresa quería que yo me vaya. Y un día me saqué y le dí a una con un palo en la espalda, porque se reían de mí y otra me dijo: “¡qué te pensás, negra de mierda!” y le tiré un jarro de cerámica acá en la frente, le dí. Entonces me suspenden y querían que renuncie. Yo les dije: “no, yo quiero que me echen”. Yo quería irme, porque eso ya estaba repercutiendo en mi vida, pensá que yo estaba viviendo en la casa de mi ex suegra y mis hijas vivían en una situación que a mí no me gustaba. Después el papá de la nena me dejó sola viviendo ahí en la casa y él se había ido a trabajar a un parque que se la pasaba en Ezeiza, en Cañuelas y a mí la plata no me alcanzaba. Entonces salía de ahí, de la fábrica y toda la noche armaba plaquetas para nebulizadores en mi casa. Y aparte mi ex suegra, mi ex cuñada, todos se empezaron a amotinar en contra mío. Las nenas se cuidaban solas, mi suegra comía con los otros nietos acá y mis hijas estaban allá, en la pieza comiendo fideos hervidos. Yo no soportaba más.
La explotación no vale la pena
Al año de dejar de trabajar ahí ya estaba trabajando en Pepsico. A mí me gustaba trabajar en Pepsico. Pero una fábrica grande, nunca había trabajado en una fábrica tan grande. Imagínate que nosotras corríamos los cables y comíamos en la otra fábrica y en Pepsico, para ir al comedor, tenías que caminar una cuadra. Era impresionante. ¡Yo no entendía nada!
Cuando entré a trabajar en Pepsico, me dijo el supervisor: “Acá nada de uñas largas, nada de pintura, nada de perfume, nada de collares, anillos, aritos... y lo que quieran tener... de la puerta de la fábrica para afuera, porque acá se viene a trabajar.” Pero como soy tan ágil para trabajar enseguida me hago... enseguida todas las contratadas me querían, me decían “veni, trabajá acá con nosotras, vení a esta mesa”. Cuando terminé el primer día no sabía qué tenía que hacer. “¿Me tendré que ir?”, pensaba. Nadie me decía nada. Eran las dos y cinco, ya estaba entrando el otro turno y yo estaba como una pelotuda ahí esperando. Lo encuentro al supervisor y me dijo “sí, mañana tenés que venir en el mismo horario”. Y trabajaba como perra. Trabajaba dieciséis horas todos los días, dos turnos parada. En menos de cuatro, cinco meses ya tenía callos plantales que no podía caminar. Yo llegaba a mi casa y parecía esas mujeres de ochenta años que esperan la palangana con agua y sal más que a un hombre ¿entendés? (risas). Pero para mí era lo más, porque trabajaba y podía juntar plata. Podía comprarles a las nenas dos pares de zapatillas.
Mis tareas eran en la parte de empaque de papas fritas. Estaba contratada. Como trabajaba bien, todas las chicas me decían “pregúntale al supervisor si vas a quedar” y yo nada. Se me terminó el contrato y no me lo renovaron. Me fui y así como me echaron me preparé el bolso y me fui a Rosario un fin de semana con mis amistades. Cuando volví me llaman diciéndome que la agencia por la que había entrado a Pepsico me estaba consiguiendo otro trabajo, y a los diez minutos me estaban llamando de Pepsico para decirme que me presente a trabajar.
Entonces a la semana entré de nuevo a trabajar. Yo tengo como cinco años de trabajar ahí. Y ya no trabajé más tanto. De vez en cuando, cuando quería, sí. Los fines de semana me quedaba porque me lo pagaban al 100%. Entonces el supervisor me empezó a decir: “Eh, Katy, cómo puede ser... antes te quedabas más”. Yo le dije: “Mire, Hugo, yo empecé a trabajar acá por tres meses y a mí nadie me garantizaba cuando se terminaban los tres meses. Pero usted no pretenda que yo de acá a no sé cuándo, trabaje como trabajaba antes, porque no puedo.”
Pero de vez en cuando me quedaba, porque todas teníamos medio como ese terrorcito al supervisor que venía y te decía: “¿Te quedás, no?”. Ganaba bien, ahorré plata y entonces un día me senté y le dije al papá de la nena: “Mirá, yo quiero que alguna vez de por todas hagamos cosas por nosotros, que dividamos la casa, quiero vivir bien y que las nenas tengan lo que se merecen.” Se lo dije una vez, se lo dije dos, a la tercera vez le dije “no te lo digo más”. Entonces ya empecé a guardarme la plata, a ahorrar. Y también hice cosas muy locas, por el simple hecho de hacer lo que se me daba la gana, por ejemplo, irme a Slim. Le empecé a comprar ropa a mis hijas, para el dia del niño salíamos, nos íbamos al cine, le hice los cumpleaños... Después la relación empezó a empeorar cada vez más y yo dije basta de vivir así.
También porque la fábrica me llevó a tener otras relaciones, a ver un mundo que yo no conocía, porque durante diez años había vivido muy sacrificada, trabajé mucho... cuando viví en Paraguay de día limpiaba en una casa que era de un militar retirado de la época de Stroessner. Era un caserón de la puta madre. Y yo por ejemplo me iba a la primer sala y el tipo me ponía la cuarenta y cinco ahí en la mesita del teléfono, me iba a la habitación y me llevaba la cuarenta y cinco para allá. Yo me iba todo el día y a Paulita la dejaba solita, sentada en la cama, con la mamadera y las galletitas. Y a la noche trabajaba en una pizzería.
Y el tipo era muy prepotente. Me decía: “cómo se nota que usted es argentina, pero no se olvide que esto no es Argentina” y yo le decía: “pierda cuidado que cada vez que lo veo a usted, me queda totalmente claro.” (risas). Era una casa llena de rejas, trabas, contratrabas.
De tanto vivir así, de mi casa al trabajo, todo el tiempo, que no tenía amistades, no sabía lo que era ir a tomar mate a la casa de una amiga, nunca decir “me voy con mi amiga al cine”. Y después esta era una fábrica tan grande donde yo veía que las chicas decían “me quedo a hacer extras” y se iban a bailar. Y yo pensaba: “¡ay, qué bárbaro! ¡Mienten y se van a bailar!” Bueno, al final al tiempo me fui y él me dio diez pesos para el flete y yo alquilé este departamento y no tenía nada, no tenía cama, no tenía colchón para las nenas, no tenía heladera, computadora, sillón. Tenía la mesa, el lavarropas y listo. Porque nada de lo que teníamos antes era nuestro y yo, obviamente, no me iba a llevar nada. Así que yo alquilé el departamento, me metí en cuentas y me compré la heladera, camas, el mueble, sábanas, hasta tenedores, vasos, platos. Por eso yo, más allá de que tengo problemas económicos, me siento orgullosa de que mis hijas tengan por fin lo que nunca tuvieron. Porque hemos vivido en una carpa, podríamos haber vivido en una casilla, hemos tenido mucho y no hemos tenido nada y hoy tengo lo que tengo. Lo que me da bronca es que todo esto es en base a mucho sacrificio, porque todas las chicas que entran a la fábrica, para comprarse algo tienen que trabajar como perras.
Cuando empecé a trabajar ahí trabajaba tanto que me anulaba por completo. Vos sabés que la fábrica es grande, tiene como dos cuadras. Y yo trabajaba en una punta de la línea de papas y me paraba ahí y volaba... veía a mis compañeras y me quedaba... entonces yo me paraba y las miraba y pensaba: “¡qué increíble! La gente trabaja tanto tanto tanto tanto tanto tanto... tantas horas... y vos decís ¿vale la pena?”
Estábamos paradas al lado de la máquina y de la máquina salía un rollo de cinta fina que son las tiritas que ustedes ven con todas las papitas colgando... eso va junto con el envase. Vos tenías que estar ocho horas agarrada de esa tirita, contando tantos paquetes y cortando, tantos paquetes y cortando. Ponías esa perchita que tiene para colgar y lo tirabas a una caja. Así ocho o dieciséis horas. ¡Y no sabés! Si la máquina iba a full, vos tenías que apurarte y la tenés que tirar bien, porque si la tirabas mal se retorcía y a la chica que empacaba le costaba un montón enderezarla, se atrasaba y las pibas te matan.
¡El maquinista aceleraba la máquina! Pero obviamente, sí, lo mandaba el supervisor. Miles de perchitas de esas por día. No sabés cómo te quedaban los dedos, ¿viste que el papel a veces te corta? ¡Te re dolían las piernas!
No tenía sillas, estabas parada y cuando estabas cansada te apoyabas así de costado, si es que tenías donde apoyarte. Un tiempo había unas promociones de unos muñequitos y para que vayan dentro del paquete teníamos que estar turnándonos cada una hora arriba de una mesa, paradas al lado de la máquina, tirando los muñequitos a medida que la máquina descarga las papas. Es re feo, porque es re incómodo, una hora arriba de una mesa, con el calor que hace. Es horrible. A lo último, yo estaba trabajando justo al lado de una caldera. No sabés... y el día que había sabores era peor todavía.
Viste que hay papas sabor mostaza, ketchup, todos los sabores que hay. Los sabores los van cargando en un saborizador y eso vuela, es un polvo. El sabor mostaza es el peor de todo, ese vuela y vuela. Un día me fui a comer y la dejé a mi compañera en el sector que estábamos como a 50 metros del saborizador o más y cuando volví estaba toda amarilla del polvo, las pestañas, la cara, todo amarillo. Se te pega, es horrible. Hay otros sabores que a las chicas les da alergia en la piel y se empiezan a rascar y rascar, quedan en carne viva. Te hace mal en la nariz. Otros sabores te hacen estornudar todo el tiempo, te congestionan.
Organizarse y luchar por las cosas esenciales
Como yo era una de las chicas más educadas, mejor vista por todos, una vez me llamaron de Recursos Humanos, me iban a hacer un reportaje para una revista interna de la fábrica y yo no sabía. En ese tiempo habían reformado el comedor, los baños y me preguntaban qué me parecía. Le habían puesto toda cerámica nueva pero el trabajo de albañilería era de cuarta, porque yo me había arreglado el baño de mi casa y era mil veces más lindo, no en cerámica, pero en la calidad de cómo lo habían hecho. Las cañerías estaban de la época de Kellog’s que tenían como cincuenta años y no las habían cambiado... el reformismo que no sirve de nada (risas). Entonces me preguntan de los baños y yo salto ahí con lo que me parecía mal, porque en la planta somos casi el 80% mujeres, todas las mujeres somos las que nos matamos haciendo extras, todas tenemos hijos... hacemos más trabajo del que tenemos que hacer. Entonces le digo que a mí me parece que tiene que haber más gente o que tiene que estar mejor repartido el trabajo, porque había pibas que hacían el trabajo de dos o tres o hacían trabajos de hombre y a mí me parecía mal. Y me dicen “¿Por qué eso no lo hablás con el gerente de producción?” “¡Yo ya se lo dije!” Porque yo me mandaba. Por ejemplo, una vez, venían chicas nuevas a trabajar y había mucha guerra entre las chicas nuevas y las chicas viejas, que eran más antiguas. Había pibas que no tenían buena predisposición para enseñar a las compañeras y eso hacía que mañana hubiera un escepticismo por si esa piba podía quedarse o no efectiva y a mí me parecía que eso era un problema.
Todo pasaba porque las mismas pibas que empacaban hacían mil cosas y le tenían que enseñar el trabajo a una nueva. Entonces, yo soy muy abierta para dialogar con las chicas pero no todas somos iguales. No todas las efectivas tenían la predisposición de enseñarles a las chicas nuevas. Entonces yo era de las personas que creía que no es mi trabajo enseñarle a otra persona. Se los plantee a mis compañeras y todas fuimos con el mismo discurso. Considerábamos que las chicas nuevas tienen que tener asesoramiento de cómo se trabaja y no lo tenemos que hacer nosotras, porque consideramos que el trabajo que ya hacemos es demasiado. Esa fue una de las primeras cosas que se pusieron, porque al tiempo ya había una persona que les enseñaba. Pero me salió mal, porque no solamente les enseñaba sino que también les decían “tengan cuidado, no se lleven por los malos ejemplos...” (risas).
Al poco tiempo las efectivas competían con ellas y yo les decía “pero está mal que compitan”. Y les quería hacer entender que esas chicas, no sabíamos cuantas iban a quedar efectivas. Había relatos desgarradores de chicas muy jóvenes que tenían dos o tres chicos y que todo el invierno los hijos se lo habían pasado en ojotas, sin medias, sin nada qué comer y lo bueno que fue entrar a trabajar ahí, te decían “yo fui y le compré tres pares de zapatillas, le compré números de más por las dudas, para que tengan.” Y de pronto, ¿entrar en esas discusiones de por qué vos trabajás así o así...?
Y de golpe ves que hay una gran cantidad de mujeres que se preocupan por el bienestar de la empresa, por ejemplo, las que están en la brigada... la mayoría son mujeres que trabajan para la empresa.
La empresa te da cursos de asistencia, de operativos de seguridad y la mayoría de los que hacen esos cursos son mujeres, obreras de la fábrica. Las más viejas, las más antiguas son las que suelen hacer eso. Algunas vienen de derrotas grandes, por ejemplo, algunas vienen de Terrabusi. Ellas piensan que no sirve de nada organizarse, luchar, que hay que garantizar el trabajo; pero cuando empezás a preguntarles te das cuenta que el problema de ellas fue una alianza patronal – obrera. Yo les digo que eso no sirve, ¿cómo podés estar en un conflicto y relacionándote con la patronal? Eso no es la unidad. Ellas me decían que ninguna lucha sirve para nada y yo les decía que sí, pero no de la forma que ella la estaban planteando.
Yo también tengo hijas y necesitan cosas materiales, pero también pasear, estar tiempo con ellas. Y yo no creo que toda mi energía tenga que estar en trabajar dieciséis horas para darle un bienestar a mis hijas y después, con la poca energía y la fuerza que no sé de dónde te sale, dedicarte a ser la mujer, a ser la esposa y a ser la madre. Porque llega un momento en que no podés más. Tenemos reventado todo el cuerpo, porque estamos hechas mierda. Entonces yo digo: si toda esa energía que la malgastamos porque solas solitas nos sometemos a esas dieciséis horas, la usáramos para defender que nosotras tenemos que trabajar menos, que tenemos que tener una guardería, que tenemos que cuidarnos más en la salud... si la usásemos nosotras podríamos no solamente darle bienestar a nuestros hijos sino dedicarnos a expandirnos nosotras. Yo por ejemplo tengo turno fijo, alquilo, soy sola y todo depende de mí y quiero expandirme, quiero educarme, estudiar, quiero ser alguien. Las cosas esenciales y básicas de todo ser humano no pueden ser reemplazadas por el vil dinero y la explotación.
Un paquete de regalo para el 8 de marzo
A las chicas les impactaba mucho que yo fuera sola, porque acá en Buenos Aires no tengo a nadie de mi familia y no hay muchas mujeres obreras que digan “me voy, con una mano atrás y otra adelante” y no solamente eso, porque también estudio. No hay eso, entonces todas esas cosas impactan. Yo era la mujer totalmente combativa. Eso te hace ganar un terreno y un respeto de las demás. Iba al baño o al comedor y las chicas venían y me decían: “sabés que me pasa esto, me pasa lo otro” Como una chica que estaba embarazada y ya estaba con una panza así de grande y el marido no quería que faltara al trabajo. “¡Tu marido está loco! Vos mírate en el espejo y pregúntate qué es lo que querés hacer y apuntá a eso. Porque tu marido te puede querer, pero también tenés que quererte vos. Y no podés someterte porque te vas a quedar sin trabajo. Aparte vas a tener un hijo, mirá como estás...”
Era una piba re jovencita con las piernas re inflamadas. A la explotación que te lleva la producción, te desgasta. Y si encima tenés que lidiar en tu casa con un hombre que te dice: “Tratá de no faltar, que sino, vas a perder el trabajo...” ¡Es horrible! Entonces, que lleguen hacia vos y que les puedas plantear cosas por la positiva, que no son nada del otro mundo, sino ver cosas por la positiva para que ella pueda plantarse o volver a sentirse fuerte, a quererse... Porque la mayoría caemos en esa: somos las que llevamos el mango a la casa porque mi mamá o mi papá o mis hermanos no tienen un mango. O tienen que estudiar y yo tengo que mantenerlos... y muchas veces eso te limita. Eso también se vio en la carpa que hicieron las chicas contratadas despedidas; la mayoría eran mujeres y fueron solo dos o tres maridos los que acompañaron la lucha.
A mí me parecía es que todo eso que yo hacía no estaba acompañado de una herramienta. Yo seguía con la idea de organizar a mis compañeras. Las chicas de la carpa me cuidaban mucho de ponéte acá, esperá... para que no me vean. Pero de hecho, después de que lo echan a Leo, todos los que éramos activistas estábamos bastante perseguidos. A mí me dejan sola trabajando en el sector, al punto de que un día estaba indispuesta y no podía irme a cambiar, nadie me hacía relevo y adonde iba tenía encima al supervisor. Además comía sola para no exponer a mis compañeras a que digan que estos se están organizando...
Entonces hablaba en el baño, hablaba mucho de los problemas de salud. Les hablaba de Evangelina que había tenido muchos problemas de salud, con las várices. Yo les decía nosotras tenemos que hacer cosas, pero juntas, no individualmente. Una vez una piba se me puso a llorar y me dijo: “Yo creo que lo que vos querés hacer es buenísimo, pero nunca vas a lograr la unidad acá, vos.” Y yo le decía: “Sí, yo lo voy a lograr, vas a ver...” Entonces dije: “Tenemos que sacar un boletín de la mujer, que reivindique... que explique... Yo les había llevado la nota que salió de Brukman en la revista XXI. Yo pensaba qué se podía hacer y dije sería bueno hacer un boletín que explique por qué es el día de la mujer, reivindicar lo que pasó con las obreras de Brukman. ¡Fuimos como quince pibas a Brukman! Después todas salieron diciendo: “¿Y si tomamos Pepsico?” (risas). Cuesta mucho organizar a las pibas en la fábrica, está muy encarnado eso de que tienen que soportar, que bancársela y todo eso. Pero no tienen ese sentido de la organización, mejor dicho, no tienen claro ese caudal de energía que tienen para poder hacerlo si se juntan. Lo que estuvo bueno, cuando hicimos el boletín es que no salía y no salía y después mi hija me lo acercó envuelto en un paquete como un regalo y yo pensaba: “¡Mirá si los de la seguridad supiese que mi hija me está trayendo unos boletines!” (risas). En los otros turnos, a las chicas que estaban con nosotros les dejábamos cantidad para que se los repartieran entre ellas. Los repartíamos en el baño. Yo creo que son muy chiquititas las cosas que pudimos hacer. Pero antes no se hablaba de eso. Ojalá hubiésemos podido avanzar muchísimo, pero igual antes no se hablaban de esas cosas. Alguien tenía que destapar la olla. A mí me preocupa mucho la relación que tienen hoy las mujeres. ¿Cómo te podría explicar? Toda esa potencialidad que tienen para hacer un montón de cosas y lo que más me preocupa es que hay mucha energía, que yo considero que está mal desempeñada, no está bien utilizada, muchas veces por ignorancia de una misma.
Luchando por la reincorporación
¡Si me reincorporaran estaría bárbara, bárbara! Estaría durante mucho tiempo festejando, con una sonrisa de oreja a oreja (risas) y aparte sería un golpe bueno para todas mis compañeras. Hoy, hay compañeras que dicen que yo tengo que sí dar o dar una pelea. Porque aparte, después que nos echaron a nosotros quedó un golpe muy duro adentro de la fábrica.
No acepté la indemnización porque si no, no podría seguir luchando. Cuando a mí me echan, me meten en un cuartito y me dicen que estoy despedida. Yo me re cagué de la risa y cuando me dijeron por qué me echaban me dio más risa, porque me decían que era por bajo desempeño. ¿Bajo desempeño? Les digo: “Cinco años he trabajado, cinco años que vengo a trabajar en unas condiciones terribles. Me han llevado hasta a internar, tuve no sé cuantas veces problemas de taquicardia, tengo várices, tengo tendinitis, me han llegado a drogar acá para que trabaje ¿y ustedes me dicen que tengo bajo desempeño?” Se miraban el uno al otro pensando “¿Qué le contesto?” (risas). No pensaban que les iba a contestar así, porque nadie les contestó. Aparte, le dije al gerente de producción: “¿Vos me venís a hablar de bajo desempeño? ¡Vos nunca pasaste por donde yo trabajo! Ni los supervisores pasan por ahí. ¿Sabés por qué? Porque a mí me dejaron sola trabajando y así y todo, trabajo. Las únicas que pueden decir si soy una mala trabajadora son mis compañeras.” Ahí se metió el gerente de personal: “Katy, no te pongas así, nosotros te vamos a pagar todo como corresponde, como indica la ley.” “¿Usted me viene a decir a mí que una indemnización es lo mejor que me puede pasar? ¿Usted no lee los diarios? ¿No sabe cómo está el país?” Y la de Recursos Humanos me dice: “Yo te entiendo, también me puede tocar a mí mañana.” Y le dije: “¿Qué? ¡No se puede comparar conmigo! ¡Yo soy una obrera! ¡Yo peleo por mi trabajo! Usted haga lo que quiera, pero no se compare conmigo.”

Publicado en Revista Travesías N° 11, Cecym.

SE LARGÓ EL PLAN DE LUCHA POR EL DERECHO AL ABORTO


Jueves 8 de noviembre de 2007

EN TODOS LOS LUGARES DE TRABAJO Y ESTUDIO


La recientemente electa presidenta, Cristina Fernández, volvió a reafirmar en el último tramo de su campaña que “siempre me he definido en contra del aborto (...) mi postura siempre ha sido clara”. Sus declaraciones merecieron las felicitaciones del cardenal Bergoglio.
Pero mientras tanto, son 55.000 mujeres al año las que deben ser internadas en hospitales públicos por las consecuencias de los abortos clandestinos. La realidad es que con Cristina continuará lo mismo que pasó durante el mandato de su marido: aunque cada vez más personas están a favor de la despenalización del aborto, el gobierno no ha dado un solo paso en la legalización de este derecho elemental que evitaría la muerte de casi 500 mujeres trabajadoras y de los sectores populares, cada año.
Por eso Pan y Rosas viene llamando a poner en pie un gran movimiento de lucha por el derecho al aborto en todos los lugares de trabajo y estudio, para que miles de estudiantes, trabajadoras/es, centros y federaciones universitarias, organizaciones sociales, etc. se sumen a esta lucha impulsando petitorios, festivales, charlas y otras iniciativas. Junto a otras organizaciones ya dimos un primer paso en la asamblea por el derecho al aborto que realizamos durante el último Encuentro Nacional de Mujeres, donde –entre otras cosas- votamos exigir nuestro derecho al aborto seguro y gratuito el próximo 25 de noviembre, Día de Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres.
En la Ciudad de Buenos Aires nos reunimos con las mujeres feministas de La Casa del Encuentro, compañeras de las presidencias de los centros de estudiantes de Sociales y Filosofía (UBA), el PO, PTS, Izquierda Socialista y otras agrupaciones para conformar una comisión de lucha por el aborto legal e impulsar un petitorio en todos los lugares de estudio y trabajo.
A continuación reproducimos la declaración que acordamos unitariamente para dar comienzo a esta gran campaña.
Por un gran movimiento de lucha para conquistar el derecho al aborto
El aborto es un hecho innegable es nuestro país: se realizan medio millón de abortos por año. Son más de 500 las mujeres que mueren por aborto clandestino, y más de 15 mil las que sufrimos secuelas físicas por esta práctica. El aborto es la primera causa de internación hospitalaria, a la vez que también es una de las primeras causas de muerte de mujeres.
El gobierno y la recientemente electa presidenta Cristina Fernández ya se han pronunciado en contra de la legalización del aborto, haciéndole un guiño a la Iglesia Católica.
Sin embargo, la mayoría de este país se pronunció a favor de la legalización del aborto, cientos de mujeres nos venimos movilizando por este derecho hace años, y en el último Encuentro Nacional de Mujeres de Córdoba miles nos pronunciamos por un plan de movilización.
Ante esto llamamos a todas las mujeres trabajadoras, estudiantes, médicas, enfermeras, abogadas, docentes, jóvenes, desocupadas y organizaciones de mujeres, feministas, sindicatos, centros de estudiantes y federaciones universitarias, partidos políticos, etc. a poner en pie un gran movimiento de lucha unitario por el derecho al aborto, legal, seguro y gratuito.
Llamamos a que en todos los lugares de trabajo se debata la participación en la próxima reunión plenaria a realizarse el día 16 de noviembre a las 18:00 hs. en la Facultad de Medicina de la UBA, y a organizarse para participar en el marco de las movilizaciones por el 25 de noviembre, Día Internacional de Lucha Contra la Violencia hacia las Mujeres, y para llevar adelante esta gran campaña.
Comisión de Lucha por el Aborto Legal

Como parte de esta Campaña proponemos:
• Difundir un petitorio que se pronuncie por Educación Sexual para Decidir, Anticonceptivos para no Abortar y Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito para no morir.
• Realizar en todo el país charlas, festivales y actividades de agitación con personalidades y agrupaciones convocantes en facultades, fábricas, barrios.
• Promover comisiones de la campaña en lugares de estudio y trabajo, como las que comenzamos a organizar en Sociales, Psicología y Filosofía de la UBA.

LIBERTAD INMEDIATA E INCONDICIONAL A ROMINA TEJERINA


Fecha: 22/2/2007
Autor: Sol Bajar, doc. Psicología - Agrup. Pan y Rosas
Fuente: LVO 223

El 23 de febrero Romina Tejerina cumple 4 años tras las rejas, condenada a 14 años de prisión por dar muerte, en medio de un brote psicótico producto del trauma de una violación, a la criatura que acababa de parir. A fines de 2006 la Corte Suprema de Justicia, mientras emitía una resolución obligando al Tribunal jujeño a rever, por cuestiones “formales”, la negativa de su libertad hasta que se dictase sentencia definitiva, ratificaba la falsa inocencia del violador, “Pocho” Vargas.
Mientras tanto, V.O, de 14 años, espera la decisión de la Cámara Civil marplatense sobre el fallo dictado por la jueza Darmandrail, que autoriza la realización de un aborto terapéutico para interrumpir el embarazo de la joven, producto de las violaciones de su padrastro1. Al instante, la Iglesia puso el grito en el cielo y una asesora de incapaces, por disposición de la Fiscalía General marplatense, ha apelado y asumido la defensa “del niño por nacer”.
A pesar de que casi la mitad de la población está a favor de la despenalización del aborto, y que este apoyo asciende al 80% cuando median situaciones como la violación2, las mujeres seguimos sin poder acceder al aborto legal, seguro y gratuito. Y aunque Cristina Kirchner, posible sucesora presidencial, declare que llegó “la hora de las mujeres”, lo cierto es que el gobierno nada ha hecho para evitar que cada día sean más las que sufren las secuelas de la violencia, la opresión y la ilegalidad del aborto, doblemente fatales para las mujeres trabajadoras y de los sectores populares.

4 de años de prisión, 4 años de lucha
En 4 años de lucha, las organizaciones que nos venimos movilizando contribuimos a que el caso de Romina muestre que son miles las que sufren las consecuencias de ser mujeres y pobres en un sistema que sólo reserva miserias para la mayoría de la población. Pero la lucha por su libertad ha dado también sobradas muestras de que no podemos depositar nuestra confianza en las instituciones de este régimen de democracia para ricos, aunque podamos utilizar los intersticios legales de la justicia que puedan ser favorables a la lucha. Es necesario reflexionar sobre cómo profundizar la pelea por la libertad de Tejerina. Lamentablemente, como venimos planteando, muchas organizaciones que fueron cooptadas por el gobierno se limitan a apoyar los fallos de la justicia3, a pesar de que la pareja K sigue oponiéndose al derecho al aborto. También entre los agrupamientos que sí nos movilizamos por Romina, hay quienes persisten en su confianza en la Corte Suprema y la justicia, e incluso en algunos sectores de la Iglesia. Mientras tanto, Romina sigue presa y el gobierno, la Iglesia, los partidos del régimen y sus instituciones mantienen la opresión y explotación de millones de mujeres. Sólo poniendo en pie un gran movimiento de lucha, encabezado por las mujeres trabajadoras y de los sectores populares, independiente del gobierno, la justicia, la Iglesia y los partidos patronales, podremos arrancar a Romina de la cárcel y conquistar nuestros derechos.
1 Un fallo progresivo en la medida que, para fundamentar el aborto terapéutico, contempla el daño psíquico y emocional que causaría la continuidad del embarazo. En la mayoría de los casos, cuando la justicia aprueba el aborto, sólo contempla el riesgo físico o de muerte, sin considerar siquiera la definición de la Organización Mundial de la Salud, que define a esta última como “el estado de completo bienestar físico, mental, espiritual, emocional y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades mentales o físicas”.
2 http://www.clarin.com/diario/2006/11/30/sociedad/s-04105.htm
3 Ver por ejemplo la carta titulada “Apoyo al fallo de la jueza Silvia Darmandrail de Mar del Plata”, de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, publicada 19/02/07 en http://argentina.indymedia.org news/2007/02/489137.php

8 de marzo: Día Internacional de las Mujeres ¿El Siglo De Las Mujeres?

En su reciente y glamoroso viaje a París, la senadora Cristina Fernández de Kirchner se entrevistó con Segolene Royal –candidata a las presidenciales francesas- y, mientras ésta le regalaba un "pajarito de la suerte", la argentina acuñó una frase que se convirtió en titular de todos los diarios: "éste es el siglo de las mujeres".
¡¿El siglo de las mujeres?!Como corresponde a candidatas presidenciales, Cristina pretendió entusiasmar a Segolene hablándole del crecimiento argentino y de las "ganancias exponenciales" de las empresas francesas en nuestro país. Pero no son sólo éstas las que obtienen ganancias siderales en Argentina.
Las 500 empresas más grandes aumentaron sus ganancias, en los dos últimos años, en casi un 100%, mientras el medio millón de trabajadoras y trabajadores que emplean recibieron un aumento salarial de sólo un 30%. Una suma que, por otra parte, ni siquiera ha sido alcanzada por la inmensa mayoría que tiene trabajos precarios. Son 5 millones de trabajadoras y trabajadores los que carecen de seguro por accidentes laborales, cobertura médica y aportes para su futura jubilación; no cobran vacaciones ni aguinaldo, no tienen derecho a indemnizaciones por despido y sus salarios no alcanzan ni siquiera el básico. ¡El 54% de las mujeres que trabajan, actualmente, lo hacen en negro! El poder adquisitivo promedio de la clase trabajadora se encuentra aún un 10% por debajo de los niveles previos a la devaluación. ¿Cuántas son, entonces, las familias que alcanzan a cubrir la canasta familiar que ronda en los $2.400? ¡Si hasta un 30% de la fuerza de trabajo recibe salarios que no cubren siquiera la línea de pobreza! Eso sin contar a quienes cobran planes de $ 150, que el gobierno no cuenta como "desocupadas/os" cuando tiene que estimar las cifras de desempleo en Argentina.Pero, para esconder bajo la alfombra a los millones de pobres que existen hoy en nuestro país, el gobierno cuenta con otras mujeres "de este siglo", como la ministra Felisa Miceli, que ordenó la intervención del INDEC para que, si los precios suben, al menos ¡no se note!
Las mujeres debemos luchar porque se repartan las horas de trabajo entre ocupados/as y desocupados/as, con igual salario. ¡Basta de precarización laboral! Guarderías en fábricas y establecimientos para los hijos de las trabajadoras y trabajadores. ¡Plenos derechos para las mujeres trabajadoras!
Cristina Kirchner –que cuando puede, niega ser "feminista", aclarando que se considera "femenina"- habla del "siglo de las mujeres", pero, en pleno siglo XXI nos quiere condenar a vivir en la Edad Media. Cuando una abogada francesa de derechos humanos le preguntó por qué no contamos con una ley actualizada en materia de aborto, Cristina respondió indignada que no era abortista, sino peronista. Lo mismo repitió en la revista Newsweek y en otras entrevistas: está en contra de la despenalización del aborto debido "a profundas convicciones".
Sus convicciones no serían un problema si, al menos, el gobierno no pretendiera imponerlas en nuestras vidas. Pero la senadora considera que el tema del aborto "no está aún en la agenda política de la Argentina como tema de debate." ¡Más que tema de debate, se trata de la vida o la muerte de miles de mujeres! Según los datos del mismísimo Ministerio de Salud de la Nación, se realizan 460.000 abortos anuales; aunque otros cálculos alcanzan la cifra de casi 600.000. Estas prácticas clandestinas no siempre se pueden realizar en las clínicas truchas que se resguardan de la persecución policial con las "coimas" pagadas gracias a los altos costos de las intervenciones. La mayoría de las veces, los abortos se realizan en condiciones precarias y sin personal idóneo, con altos riesgos de infección, perforaciones uterinas, etc. Son más de 400 las mujeres que mueren anualmente en Argentina por esta causa.
Las mujeres exigimos el derecho al aborto libre y gratuito, para que pueda realizarse en los hospitales públicos y por la sola decisión de la mujer involucrada. Una vez más decimos: ¡Anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir!
Para este "siglo de las mujeres" que preanuncia Cristina, muchos periodistas también la comparan con Hillary Clinton, la senadora norteamericana que va por las presidenciales del 2008 y que está considerada como un "halcón" del Partido Demócrata.
Hace pocos meses, Cristina felicitaba a Hillary por su reelección como senadora. "Le reitero la gratificación que ha significado para mí su victoria y el deseo de contar con su presencia en la Argentina", le escribió. La norteamericana fue una de las que apoyó la iniciativa de Bush de atacar a Irak, un voto que aún defiende, agregando que en las próximas elecciones, EE.UU. necesitará un candidato firme en el tema de seguridad y en la lucha contra "el terrorismo".
Quizás de aquí provenga la simpatía del matrimonio kirchnerista, considerando que el gobierno argentino también se sumó sin dubitaciones a la campaña de Bush contra la nación y el pueblo de Irán. Una ayuda más, amén de las tropas argentinas que se encuentran en Haití al servicio de la política imperialista.
En la vereda contraria, entre quienes no consideran que éste es "el siglo de las mujeres", seguramente se encuentran las mujeres víctimas del guerrerismo imperialista. La Organización para la Liberación de las Mujeres en Irak, por ejemplo, señala que "los crímenes de la ocupación son la mayor amenaza a los derechos de las mujeres iraquíes." Y que "antes, las mujeres podían ir a trabajar y estudiar con seguridad, pero hoy están expuestas a peligros, como secuestros, asesinatos y violaciones."
Mientras conmemoramos el Día Internacional de las Mujeres, el carnicero del pueblo iraquí se paseará por nuestro continente, recibido por los gobiernos "progresistas". Por eso, las mujeres gritamos: ¡Fuera Bush de Irak y América Latina! ¡Abajo el imperialismo! Que el gobierno de Kirchner retire las tropas de Haití. Impidamos toda colaboración con la cruzada guerrerista en Irak y la que prepara Bush contra el pueblo de Irán.
Mientras tanto, son muchas las voces del movimiento de mujeres que se alzan para señalarnos que el camino para conseguir nuestros derechos pasa por el apoyo a estos nuevos gobiernos reformistas. Ya en la década del ’90, la autonomía del movimiento de mujeres –que ha generado vastas discusiones con respecto a la izquierda partidaria- se había visto disminuida por una mayor integración al Estado y las instituciones del régimen, empujando a la marginación a quienes se negaban a involucrarse en ese proceso de creciente institucionalización. Hoy, nuevamente la autonomía está amenazada. Pero esta vez, el ataque no proviene del neoliberalismo sino de los discursos de encantamiento de los nuevos gobiernos surgidos en el último período.
Las masas latinoamericanas emergieron, durante los últimos años, dando por tierra con los gobiernos que representaron al "neoliberalismo". Grandes convulsiones sociales y crisis políticas dieron paso a nuevos gobiernos que se presentaron como iniciadores de una época de reformas para recuperar la soberanía nacional, "humanizar el capitalismo" y ampliar la democracia política. Desde los levantamientos en Ecuador y Bolivia, las jornadas de diciembre de 2001 en Argentina o la gran movilización popular que derrotó al golpe en Venezuela, en el año 2002; las masas –con el protagonismo indiscutible de las mujeres trabajadoras, de los sectores populares y de los pueblos originarios- entraron en escena derribando a varios gobiernos y, en algunos casos, abriendo crisis revolucionarias.
Pero la clase dominante logró mantener la continuidad esencial y montar proyectos de contención y desvío. Para restaurar el "orden democrático", para recomponer los regímenes jaqueados por la acción independiente de las masas, los nuevos gobiernos debieron retomar –bajo discursos encendidos y algunas medidas demagógicas- las demandas más sentidas, generando expectativas y esperanzas en vastos sectores.
En vez de denunciar estas maniobras, algunos sectores y referentes del movimiento de mujeres nos proponen ir "paso a paso", con estrategias gradualistas para la consecución de derechos, basadas en el lobby parlamentario, la presión a funcionarios y otras metodologías que reconducen al movimiento "de la calle al palacio".
Pero la falta de resultados, desnuda más crudamente la ineficacia de este camino.Porque mientras tanto, Romina Tejerina sigue detenida en las cárceles de Jujuy y el violador es absuelto con el aval de las juezas de la Corte Suprema, cuya incorporación a esta reaccionaria institución fue presentada como un logro del "siglo de las mujeres".
Mientras tanto, las madres de los barrios populares deben seguir enfrentando la impunidad del gatillo fácil durante la gestión del "gobierno de los derechos humanos", bajo el cual se contabilizan 650 muertes por represión estatal.
Mientras tanto, Jorge Julio López sigue desaparecido y no se encuentra a los responsables del secuestro de Gerez. Y aunque el presidente haya dicho que está haciendo todo lo que puede para encontrar a López con vida, lo cierto es que el 95% de los genocidas sigue impune bajo su mandato.
En este marco, la perspectiva de la transformación de la vida de las mujeres sin la transformación de una sociedad basada en la más profunda jerarquización de los seres humanos, se demuestra una utopía. Como señalamos en otras oportunidades, si bien no está garantizado que con la eliminación de la explotación de clase, automáticamente, se acabe con la opresión de las mujeres, lo contrario sí es imposible: pretender que las mujeres pueden liberarse de la opresión mientras se mantenga la explotación del trabajo asalariado de millones de personas por un puñado de parásitos propietarios de los medios de producción, nos parece irrealizable. Un pensamiento, una práctica y una organización de las mujeres que pretenda plantearse la emancipación de toda opresión, necesariamente tendrá que incorporar la lucha contra el sistema capitalista, pero no para automarginarse mientras el mismo garantiza su permanencia y continuidad, sino para enfrentarlo y, sobre sus ruinas, construir una sociedad de verdadera igualdad y libertad.
Para ello, es necesario poner en pie un fuerte movimiento anclado en las mujeres trabajadoras, campesinas, de los sectores populares, capaces de ponerle fin a ese sinnúmero de calamidades que es el capitalismo, depositando confianza sólo en sus propias fuerzas y las de su clase, con total autonomía del Estado, los gobiernos y las instituciones del régimen.
El género de las actuales y futuras presidentas se intenta presentar como un logro de todas las mujeres que durante siglos tuvimos vedado el acceso, inclusive, al ejercicio de los más mínimos derechos democráticos. Pero el festejo por estar asistiendo supuestamente al "siglo de las mujeres" pretende invisibilizar la continuidad, en las políticas patronales y proimperialistas, de los nuevos gobiernos; políticas que, para las mujeres trabajadoras y de los sectores populares, siguen significando hambre, desocupación, falta de vivienda, trabajo en negro, precarización laboral, enfermedades y muertes provocadas por los abortos clandestinos.Tenemos que desenmascarar la mentira de la política oficial y desnudar su verdadero contenido de clase. El siglo de éstas mujeres no es nuestro siglo. Será nuestro sólo si las trabajadoras y las mujeres de los sectores populares, las luchadoras consecuentes en el reclamo por nuestros derechos levantamos una política independiente del gobierno y de todos los partidos patronales, que dé respuesta a las demandas sociales y democráticas del conjunto del pueblo y la nación oprimida.
Para luchar por esa perspectiva, te invitamos a sumarte a Pan y Rosas.

¡Derecho al aborto libre y gratuito!

El caso de V.O –quien recientemente solicitara interrumpir el embarazo producto de la violación que sufrió por parte de su padrastro-, pone nuevamente en evidencia que el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos sigue siendo objeto de interposición del Estado con su justicia, el gobierno, la Iglesia y ciertas ONG´s ligadas a esta archirreaccionaria institución. Víctima de una violación primero y de las manipulaciones de la justicia después, la historia de V.O. es la de miles de mujeres que sufren las secuelas de la violencia, la opresión y la ilegalidad del aborto, doblemente fatales para las mujeres trabajadoras y de los sectores populares. La adolescente de 14 años, tras semanas de espera, sufrió finalmente un aborto espontáneo provocado por el estrés de la terrible situación a la que se vio sometida en las últimas semanas.
Aunque casi la mitad de la población está a favor de la despenalización, y este apoyo asciende al 80% cuando median situaciones como la violación, seguimos sin poder acceder al aborto legal, libre, seguro y gratuito. ¿Cómo se explica que, por ceder a la presión de un pequeño sector de retrógrados se siga impidiendo que se legalice el aborto en Argentina?
Habiéndole garantizado ya hace tiempo al Vaticano que no se avanzará en este terreno, el gobierno de Kirchner intenta confundirnos con su doble discurso: mientras en su reciente discurso al Congreso afirma que se han dado "pasos de madurez" en salud sexual y reproductiva, omite decir que, desde su asunción, se pueden calcular en más de 1.200 las mujeres muertas por las consecuencias de los abortos clandestinos. La legalización y despenalización del aborto en todos los casos –para acceder a él gratuitamente, en hospitales públicos y preservando nuestra salud psicofísica-, junto a la efectiva aplicación de una ley de salud sexual y reproductiva que garantice información, educación sexual y acceso gratuito a los distintos métodos anticonceptivos a todas las mujeres sin distinciones, son la única manera de dar los primeros pasos para garantizar los plenos derechos de las mujeres sobre nuestros propios cuerpos.
El caso de V.O. muestra, nuevamente, que –a pesar de existir contradicciones que pueden aprovecharse en beneficio de alguna particular damnificada-, en la lucha por nuestros derechos, no podemos depositar confianza en las instituciones de este régimen de democracia para ricos. Además, para avanzar efectivamente en el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos, debemos enfrentar la dictadura clerical que interpone sus recursos legales y amenaza de muerte a los médicos y las mujeres que necesitan interrumpir su embarazo. Por eso, mientras el gobierno se arrodilla ante las exigencias vaticanas y sigue sosteniendo a la millonaria Iglesia con salarios de 5.000 pesos para los obispos, subsidios a la educación privada confesional y otras prebendas, nosotras exigimos la separación de la Iglesia del Estado. ¡Saquen sus rosarios de nuestros ovarios! ¡Y que los curas vayan a laburar!Es necesario desarrollar un gran movimiento de lucha, encabezado por las mujeres trabajadoras y de los sectores populares, independiente de la Iglesia, el Estado, el gobierno y los partidos patronales, para arrancarle a este régimen el derecho democrático que nos corresponde: ¡Educación sexual, para decidir. Anticonceptivos para no abortar. Derecho al aborto legal, seguro y gratuito para no morir!