LIBERTAD INMEDIATA E INCONDICIONAL A ROMINA TEJERINA


Fecha: 22/2/2007
Autor: Sol Bajar, doc. Psicología - Agrup. Pan y Rosas
Fuente: LVO 223

El 23 de febrero Romina Tejerina cumple 4 años tras las rejas, condenada a 14 años de prisión por dar muerte, en medio de un brote psicótico producto del trauma de una violación, a la criatura que acababa de parir. A fines de 2006 la Corte Suprema de Justicia, mientras emitía una resolución obligando al Tribunal jujeño a rever, por cuestiones “formales”, la negativa de su libertad hasta que se dictase sentencia definitiva, ratificaba la falsa inocencia del violador, “Pocho” Vargas.
Mientras tanto, V.O, de 14 años, espera la decisión de la Cámara Civil marplatense sobre el fallo dictado por la jueza Darmandrail, que autoriza la realización de un aborto terapéutico para interrumpir el embarazo de la joven, producto de las violaciones de su padrastro1. Al instante, la Iglesia puso el grito en el cielo y una asesora de incapaces, por disposición de la Fiscalía General marplatense, ha apelado y asumido la defensa “del niño por nacer”.
A pesar de que casi la mitad de la población está a favor de la despenalización del aborto, y que este apoyo asciende al 80% cuando median situaciones como la violación2, las mujeres seguimos sin poder acceder al aborto legal, seguro y gratuito. Y aunque Cristina Kirchner, posible sucesora presidencial, declare que llegó “la hora de las mujeres”, lo cierto es que el gobierno nada ha hecho para evitar que cada día sean más las que sufren las secuelas de la violencia, la opresión y la ilegalidad del aborto, doblemente fatales para las mujeres trabajadoras y de los sectores populares.

4 de años de prisión, 4 años de lucha
En 4 años de lucha, las organizaciones que nos venimos movilizando contribuimos a que el caso de Romina muestre que son miles las que sufren las consecuencias de ser mujeres y pobres en un sistema que sólo reserva miserias para la mayoría de la población. Pero la lucha por su libertad ha dado también sobradas muestras de que no podemos depositar nuestra confianza en las instituciones de este régimen de democracia para ricos, aunque podamos utilizar los intersticios legales de la justicia que puedan ser favorables a la lucha. Es necesario reflexionar sobre cómo profundizar la pelea por la libertad de Tejerina. Lamentablemente, como venimos planteando, muchas organizaciones que fueron cooptadas por el gobierno se limitan a apoyar los fallos de la justicia3, a pesar de que la pareja K sigue oponiéndose al derecho al aborto. También entre los agrupamientos que sí nos movilizamos por Romina, hay quienes persisten en su confianza en la Corte Suprema y la justicia, e incluso en algunos sectores de la Iglesia. Mientras tanto, Romina sigue presa y el gobierno, la Iglesia, los partidos del régimen y sus instituciones mantienen la opresión y explotación de millones de mujeres. Sólo poniendo en pie un gran movimiento de lucha, encabezado por las mujeres trabajadoras y de los sectores populares, independiente del gobierno, la justicia, la Iglesia y los partidos patronales, podremos arrancar a Romina de la cárcel y conquistar nuestros derechos.
1 Un fallo progresivo en la medida que, para fundamentar el aborto terapéutico, contempla el daño psíquico y emocional que causaría la continuidad del embarazo. En la mayoría de los casos, cuando la justicia aprueba el aborto, sólo contempla el riesgo físico o de muerte, sin considerar siquiera la definición de la Organización Mundial de la Salud, que define a esta última como “el estado de completo bienestar físico, mental, espiritual, emocional y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades mentales o físicas”.
2 http://www.clarin.com/diario/2006/11/30/sociedad/s-04105.htm
3 Ver por ejemplo la carta titulada “Apoyo al fallo de la jueza Silvia Darmandrail de Mar del Plata”, de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, publicada 19/02/07 en http://argentina.indymedia.org news/2007/02/489137.php

8 de marzo: Día Internacional de las Mujeres ¿El Siglo De Las Mujeres?

En su reciente y glamoroso viaje a París, la senadora Cristina Fernández de Kirchner se entrevistó con Segolene Royal –candidata a las presidenciales francesas- y, mientras ésta le regalaba un "pajarito de la suerte", la argentina acuñó una frase que se convirtió en titular de todos los diarios: "éste es el siglo de las mujeres".
¡¿El siglo de las mujeres?!Como corresponde a candidatas presidenciales, Cristina pretendió entusiasmar a Segolene hablándole del crecimiento argentino y de las "ganancias exponenciales" de las empresas francesas en nuestro país. Pero no son sólo éstas las que obtienen ganancias siderales en Argentina.
Las 500 empresas más grandes aumentaron sus ganancias, en los dos últimos años, en casi un 100%, mientras el medio millón de trabajadoras y trabajadores que emplean recibieron un aumento salarial de sólo un 30%. Una suma que, por otra parte, ni siquiera ha sido alcanzada por la inmensa mayoría que tiene trabajos precarios. Son 5 millones de trabajadoras y trabajadores los que carecen de seguro por accidentes laborales, cobertura médica y aportes para su futura jubilación; no cobran vacaciones ni aguinaldo, no tienen derecho a indemnizaciones por despido y sus salarios no alcanzan ni siquiera el básico. ¡El 54% de las mujeres que trabajan, actualmente, lo hacen en negro! El poder adquisitivo promedio de la clase trabajadora se encuentra aún un 10% por debajo de los niveles previos a la devaluación. ¿Cuántas son, entonces, las familias que alcanzan a cubrir la canasta familiar que ronda en los $2.400? ¡Si hasta un 30% de la fuerza de trabajo recibe salarios que no cubren siquiera la línea de pobreza! Eso sin contar a quienes cobran planes de $ 150, que el gobierno no cuenta como "desocupadas/os" cuando tiene que estimar las cifras de desempleo en Argentina.Pero, para esconder bajo la alfombra a los millones de pobres que existen hoy en nuestro país, el gobierno cuenta con otras mujeres "de este siglo", como la ministra Felisa Miceli, que ordenó la intervención del INDEC para que, si los precios suben, al menos ¡no se note!
Las mujeres debemos luchar porque se repartan las horas de trabajo entre ocupados/as y desocupados/as, con igual salario. ¡Basta de precarización laboral! Guarderías en fábricas y establecimientos para los hijos de las trabajadoras y trabajadores. ¡Plenos derechos para las mujeres trabajadoras!
Cristina Kirchner –que cuando puede, niega ser "feminista", aclarando que se considera "femenina"- habla del "siglo de las mujeres", pero, en pleno siglo XXI nos quiere condenar a vivir en la Edad Media. Cuando una abogada francesa de derechos humanos le preguntó por qué no contamos con una ley actualizada en materia de aborto, Cristina respondió indignada que no era abortista, sino peronista. Lo mismo repitió en la revista Newsweek y en otras entrevistas: está en contra de la despenalización del aborto debido "a profundas convicciones".
Sus convicciones no serían un problema si, al menos, el gobierno no pretendiera imponerlas en nuestras vidas. Pero la senadora considera que el tema del aborto "no está aún en la agenda política de la Argentina como tema de debate." ¡Más que tema de debate, se trata de la vida o la muerte de miles de mujeres! Según los datos del mismísimo Ministerio de Salud de la Nación, se realizan 460.000 abortos anuales; aunque otros cálculos alcanzan la cifra de casi 600.000. Estas prácticas clandestinas no siempre se pueden realizar en las clínicas truchas que se resguardan de la persecución policial con las "coimas" pagadas gracias a los altos costos de las intervenciones. La mayoría de las veces, los abortos se realizan en condiciones precarias y sin personal idóneo, con altos riesgos de infección, perforaciones uterinas, etc. Son más de 400 las mujeres que mueren anualmente en Argentina por esta causa.
Las mujeres exigimos el derecho al aborto libre y gratuito, para que pueda realizarse en los hospitales públicos y por la sola decisión de la mujer involucrada. Una vez más decimos: ¡Anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir!
Para este "siglo de las mujeres" que preanuncia Cristina, muchos periodistas también la comparan con Hillary Clinton, la senadora norteamericana que va por las presidenciales del 2008 y que está considerada como un "halcón" del Partido Demócrata.
Hace pocos meses, Cristina felicitaba a Hillary por su reelección como senadora. "Le reitero la gratificación que ha significado para mí su victoria y el deseo de contar con su presencia en la Argentina", le escribió. La norteamericana fue una de las que apoyó la iniciativa de Bush de atacar a Irak, un voto que aún defiende, agregando que en las próximas elecciones, EE.UU. necesitará un candidato firme en el tema de seguridad y en la lucha contra "el terrorismo".
Quizás de aquí provenga la simpatía del matrimonio kirchnerista, considerando que el gobierno argentino también se sumó sin dubitaciones a la campaña de Bush contra la nación y el pueblo de Irán. Una ayuda más, amén de las tropas argentinas que se encuentran en Haití al servicio de la política imperialista.
En la vereda contraria, entre quienes no consideran que éste es "el siglo de las mujeres", seguramente se encuentran las mujeres víctimas del guerrerismo imperialista. La Organización para la Liberación de las Mujeres en Irak, por ejemplo, señala que "los crímenes de la ocupación son la mayor amenaza a los derechos de las mujeres iraquíes." Y que "antes, las mujeres podían ir a trabajar y estudiar con seguridad, pero hoy están expuestas a peligros, como secuestros, asesinatos y violaciones."
Mientras conmemoramos el Día Internacional de las Mujeres, el carnicero del pueblo iraquí se paseará por nuestro continente, recibido por los gobiernos "progresistas". Por eso, las mujeres gritamos: ¡Fuera Bush de Irak y América Latina! ¡Abajo el imperialismo! Que el gobierno de Kirchner retire las tropas de Haití. Impidamos toda colaboración con la cruzada guerrerista en Irak y la que prepara Bush contra el pueblo de Irán.
Mientras tanto, son muchas las voces del movimiento de mujeres que se alzan para señalarnos que el camino para conseguir nuestros derechos pasa por el apoyo a estos nuevos gobiernos reformistas. Ya en la década del ’90, la autonomía del movimiento de mujeres –que ha generado vastas discusiones con respecto a la izquierda partidaria- se había visto disminuida por una mayor integración al Estado y las instituciones del régimen, empujando a la marginación a quienes se negaban a involucrarse en ese proceso de creciente institucionalización. Hoy, nuevamente la autonomía está amenazada. Pero esta vez, el ataque no proviene del neoliberalismo sino de los discursos de encantamiento de los nuevos gobiernos surgidos en el último período.
Las masas latinoamericanas emergieron, durante los últimos años, dando por tierra con los gobiernos que representaron al "neoliberalismo". Grandes convulsiones sociales y crisis políticas dieron paso a nuevos gobiernos que se presentaron como iniciadores de una época de reformas para recuperar la soberanía nacional, "humanizar el capitalismo" y ampliar la democracia política. Desde los levantamientos en Ecuador y Bolivia, las jornadas de diciembre de 2001 en Argentina o la gran movilización popular que derrotó al golpe en Venezuela, en el año 2002; las masas –con el protagonismo indiscutible de las mujeres trabajadoras, de los sectores populares y de los pueblos originarios- entraron en escena derribando a varios gobiernos y, en algunos casos, abriendo crisis revolucionarias.
Pero la clase dominante logró mantener la continuidad esencial y montar proyectos de contención y desvío. Para restaurar el "orden democrático", para recomponer los regímenes jaqueados por la acción independiente de las masas, los nuevos gobiernos debieron retomar –bajo discursos encendidos y algunas medidas demagógicas- las demandas más sentidas, generando expectativas y esperanzas en vastos sectores.
En vez de denunciar estas maniobras, algunos sectores y referentes del movimiento de mujeres nos proponen ir "paso a paso", con estrategias gradualistas para la consecución de derechos, basadas en el lobby parlamentario, la presión a funcionarios y otras metodologías que reconducen al movimiento "de la calle al palacio".
Pero la falta de resultados, desnuda más crudamente la ineficacia de este camino.Porque mientras tanto, Romina Tejerina sigue detenida en las cárceles de Jujuy y el violador es absuelto con el aval de las juezas de la Corte Suprema, cuya incorporación a esta reaccionaria institución fue presentada como un logro del "siglo de las mujeres".
Mientras tanto, las madres de los barrios populares deben seguir enfrentando la impunidad del gatillo fácil durante la gestión del "gobierno de los derechos humanos", bajo el cual se contabilizan 650 muertes por represión estatal.
Mientras tanto, Jorge Julio López sigue desaparecido y no se encuentra a los responsables del secuestro de Gerez. Y aunque el presidente haya dicho que está haciendo todo lo que puede para encontrar a López con vida, lo cierto es que el 95% de los genocidas sigue impune bajo su mandato.
En este marco, la perspectiva de la transformación de la vida de las mujeres sin la transformación de una sociedad basada en la más profunda jerarquización de los seres humanos, se demuestra una utopía. Como señalamos en otras oportunidades, si bien no está garantizado que con la eliminación de la explotación de clase, automáticamente, se acabe con la opresión de las mujeres, lo contrario sí es imposible: pretender que las mujeres pueden liberarse de la opresión mientras se mantenga la explotación del trabajo asalariado de millones de personas por un puñado de parásitos propietarios de los medios de producción, nos parece irrealizable. Un pensamiento, una práctica y una organización de las mujeres que pretenda plantearse la emancipación de toda opresión, necesariamente tendrá que incorporar la lucha contra el sistema capitalista, pero no para automarginarse mientras el mismo garantiza su permanencia y continuidad, sino para enfrentarlo y, sobre sus ruinas, construir una sociedad de verdadera igualdad y libertad.
Para ello, es necesario poner en pie un fuerte movimiento anclado en las mujeres trabajadoras, campesinas, de los sectores populares, capaces de ponerle fin a ese sinnúmero de calamidades que es el capitalismo, depositando confianza sólo en sus propias fuerzas y las de su clase, con total autonomía del Estado, los gobiernos y las instituciones del régimen.
El género de las actuales y futuras presidentas se intenta presentar como un logro de todas las mujeres que durante siglos tuvimos vedado el acceso, inclusive, al ejercicio de los más mínimos derechos democráticos. Pero el festejo por estar asistiendo supuestamente al "siglo de las mujeres" pretende invisibilizar la continuidad, en las políticas patronales y proimperialistas, de los nuevos gobiernos; políticas que, para las mujeres trabajadoras y de los sectores populares, siguen significando hambre, desocupación, falta de vivienda, trabajo en negro, precarización laboral, enfermedades y muertes provocadas por los abortos clandestinos.Tenemos que desenmascarar la mentira de la política oficial y desnudar su verdadero contenido de clase. El siglo de éstas mujeres no es nuestro siglo. Será nuestro sólo si las trabajadoras y las mujeres de los sectores populares, las luchadoras consecuentes en el reclamo por nuestros derechos levantamos una política independiente del gobierno y de todos los partidos patronales, que dé respuesta a las demandas sociales y democráticas del conjunto del pueblo y la nación oprimida.
Para luchar por esa perspectiva, te invitamos a sumarte a Pan y Rosas.

¡Derecho al aborto libre y gratuito!

El caso de V.O –quien recientemente solicitara interrumpir el embarazo producto de la violación que sufrió por parte de su padrastro-, pone nuevamente en evidencia que el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos sigue siendo objeto de interposición del Estado con su justicia, el gobierno, la Iglesia y ciertas ONG´s ligadas a esta archirreaccionaria institución. Víctima de una violación primero y de las manipulaciones de la justicia después, la historia de V.O. es la de miles de mujeres que sufren las secuelas de la violencia, la opresión y la ilegalidad del aborto, doblemente fatales para las mujeres trabajadoras y de los sectores populares. La adolescente de 14 años, tras semanas de espera, sufrió finalmente un aborto espontáneo provocado por el estrés de la terrible situación a la que se vio sometida en las últimas semanas.
Aunque casi la mitad de la población está a favor de la despenalización, y este apoyo asciende al 80% cuando median situaciones como la violación, seguimos sin poder acceder al aborto legal, libre, seguro y gratuito. ¿Cómo se explica que, por ceder a la presión de un pequeño sector de retrógrados se siga impidiendo que se legalice el aborto en Argentina?
Habiéndole garantizado ya hace tiempo al Vaticano que no se avanzará en este terreno, el gobierno de Kirchner intenta confundirnos con su doble discurso: mientras en su reciente discurso al Congreso afirma que se han dado "pasos de madurez" en salud sexual y reproductiva, omite decir que, desde su asunción, se pueden calcular en más de 1.200 las mujeres muertas por las consecuencias de los abortos clandestinos. La legalización y despenalización del aborto en todos los casos –para acceder a él gratuitamente, en hospitales públicos y preservando nuestra salud psicofísica-, junto a la efectiva aplicación de una ley de salud sexual y reproductiva que garantice información, educación sexual y acceso gratuito a los distintos métodos anticonceptivos a todas las mujeres sin distinciones, son la única manera de dar los primeros pasos para garantizar los plenos derechos de las mujeres sobre nuestros propios cuerpos.
El caso de V.O. muestra, nuevamente, que –a pesar de existir contradicciones que pueden aprovecharse en beneficio de alguna particular damnificada-, en la lucha por nuestros derechos, no podemos depositar confianza en las instituciones de este régimen de democracia para ricos. Además, para avanzar efectivamente en el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos, debemos enfrentar la dictadura clerical que interpone sus recursos legales y amenaza de muerte a los médicos y las mujeres que necesitan interrumpir su embarazo. Por eso, mientras el gobierno se arrodilla ante las exigencias vaticanas y sigue sosteniendo a la millonaria Iglesia con salarios de 5.000 pesos para los obispos, subsidios a la educación privada confesional y otras prebendas, nosotras exigimos la separación de la Iglesia del Estado. ¡Saquen sus rosarios de nuestros ovarios! ¡Y que los curas vayan a laburar!Es necesario desarrollar un gran movimiento de lucha, encabezado por las mujeres trabajadoras y de los sectores populares, independiente de la Iglesia, el Estado, el gobierno y los partidos patronales, para arrancarle a este régimen el derecho democrático que nos corresponde: ¡Educación sexual, para decidir. Anticonceptivos para no abortar. Derecho al aborto legal, seguro y gratuito para no morir!